DISCURSOS SOBRE
TITO LIVIO
CAPÍTULO XI
DE LA RELIGIÓN
DE LOS ROMANOS
Nicolás Maquiavelo

Encontróse Numa con un pueblo de rudísimas costumbres, y a fin de
habituarle a la obediencia por medio de las artes de la paz, acudió a la
religión como cosa indispensable para mantener el orden social. La estableció
sobre tales fundamentos que durante muchos siglos en ninguna parte, como en
aquella república, hubo tanto temor a los dioses: temor que facilitó la
ejecución de muchas empresas proyectadas por el Senado o por aquellos grandes
hombres,
Quien examine los hechos del pueblo romano en general, y de muchos
romanos en particular, observará que aquellos ciudadanos temían más faltar a su
juramento que a las leyes, como todos los que tienen más el poder de Dios que
el de los hombres, según ponen de manifiesto los ejemplos de Escipión y Manlio
Torcuato. Derrotados por Aníbal en Canas, muchos ciudadanos se reunieron llenos
de turbación y miedo acordando abandonar Italia y refugiarse en Sicilia; pero
lo supo Escipión, fue en su busca con la
espada en la mano, les obligó a jurar que no abandonarían la patria, y así lo
hicieron.
Lucio Manlio, padre de Tito Manlio, llamado después Manlio Torcuato, fue
acusado por Marco Pomponio, tribuno de la plebe; y antes de proceder al juicio,
buscó Tiro a Marco; con amenazas de muerte le obligó a jurar que retiraría la
acusación contra su padre, y aunque juró por miedo, cumplió el juramento.
Así, pues, aquellos ciudadanos a quienes ni el amor a la patria ni las
leyes retenían en Italia, los retuvo un juramento que les obligaron a prestar;
y aquel tribuno prescindió del odio que profesaba al padre, de la ofensa que le
hacía el hijo y de su propio honor, para obedecer al juramento prestado. Tal
respeto a lo jurado es consecuencia de los principios religiosos que Numa
estableció en Roma.
Quienes estudian bien la historia romana observan cuán útil era la
religión para mandar a los ejércitos, para reunir al pueblo, para mantener y alentar a los buenos y avergonzar a los
malos, a tal punto, que si fuera preciso decidir a cuál rey debió más Roma, a
Rómulo o a Numa, creo que sería éste el elegido, porque donde hay religión
fácilmente se establecen la disciplina militar y los ejércitos, y dónde sólo
hay ejércitos y no religión, es muy difícil fundar ésta.
Si Rómulo no necesitó de la autoridad de Dios para crear el Senado y
otras instituciones civiles y militares, necesitóla Numa, quien simuló estar
inspirado por una ninfa que le aconsejaba lo que debía él aconsejar al pueblo;
acudiendo a este recurso por la precisión de establecer nuevas y desconocidas
reglas de conducta y por la duda de que bastase su autoridad para conseguirlo.
Y en verdad han tenido que recurrir a un dios cuantos dieron leyes
extraordinarias a un pueblo, porque de otra suerte no habrían sido aceptadas, a
causa de que la bondad de muchos principios la conocen los sabios legisladores,
pero no tienen pruebas evidentes para convencer al vulgo, y los que quieren
evitarse esta dificultad acuden a los dioses. Así lo hizo Licurgo, así Solón y otros
muchos que se proponían el mismo objeto.
Nicolás
Maquiavelo (Florencia 1469-1527), célebre escritor y estadista florentino.
Entre sus obras más conocidas se encuentran Discursos sobre Tito Livio, el
Príncipe y el Arte de la Guerra.
1469.
Lugar de Nacimiento: Florencia, Italia.
Falle
Lugar de Nacimiento: Florencia, Italia.
Falle
Rincón literario de URPI para los que inspiran sus
acciones en la lectura.
Boletín virtual de los sábados.
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