Por:
Juan F. Manrique
Pequeñito,
rabanito,
que
ojos rojos de fuego
arrastra
tu tez morena.
Doña zanahoria,
hasta
el cogollo
se
entierra,
con
tal de ofrecernos
su bandera de pirata.
Qué sátiro
nabo,
-insatisfecho-
copula
el huerto
sin el menor rubor.
de
rico matiz
se
sonroja
ante el alhelí procaz.
Muy feliz,
que
en la noche,
la
luna
le
dejó un beso rojo
de
amor.
La uva,
niña
mimosa,
-ojo
claro de mar-
esconde
su perfil de agua
entre
follajes de nubes.
La señora lechuga,
muy
obsequiosa contaba,
que
el viento de madrugada
le
trajo un vestido de seda.
Brasa de fuego
tu
corazón.
oh
ají, no enciendas
el
horizonte de mis labios.
La guayaba,
¿bola
de nieve,
O
beso salpicado de rocío?
(*) Tomado del libro “Muestra de poesía proletaria” editado y publicado por el
Centro de Información, Estudios y Documentación (CIED), Lima, marzo de 1982.
Rincón literario de URPI
para los que inspiran sus acciones en la lectura.
Boletín virtual de
los sábados.
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