Una serie de imágenes
satelitales de Siria publicadas ayer muestra que casi 83 por ciento de las luces en
el país de Medio Oriente se apagaron desde que comenzó la guerra civil hace
cuatro años.
El refrán “una imagen vale más
que mil palabras” parece confirmarse en la serie presentada por Con Siria, una alianza de 130 organizaciones no
gubernamentales.
La investigación realizada por
el académico Xi Li, de la Universidad de Wuhan, en China, capta cómo la
devastación de la guerra extinguió la iluminación en el territorio sirio entre
marzo de 2011 y febrero de 2015.
"La gente
funciona igual que en la Edad Media. La tecnología moderna, que damos por
sentado, no se puede utilizar. Incluso los afortunados con generadores tienen
que usarlos de forma racionada”: Zaher Sahloul.
“He analizado a otros países,
pero Siria es el peor de los casos que vi de luces nocturnas apagadas de esta
manera. Es muy similar a las figuras del genocidio de Ruanda… son los dos
países más impactados y con mayor sufrimiento que he visto”, aseguró Li a IPS.
Las cifras varían en todo el
país. En Damasco, solo 33 por ciento de las luces se extinguieron, mientras que
en las ciudades arrasadas por la guerra, como Alepo, Idlib y Al-Raqqa, la cifra
alcanza 97 por ciento.
El domingo 15 se cumplen
cuatro años del inicio del conflicto armado, sin que haya visos de una salida
para su martirizada población.
La asombrosa falta de luz se
debe al desplazamiento de la población de los pueblos y ciudades, la
destrucción de los edificios y sus luces, y la interrupción del suministro
eléctrico, explicó Li.
“La electricidad es una de las
necesidades básicas de la gente, pero los suministros básicos están
interrumpidos. La mayoría de la gente allí vive en la oscuridad”, añadió.
La destrucción y falta de
electricidad no es algo nuevo para el doctor Zaher Sahloul, presidente de la Sociedad Médica
Sirio-Estadounidense (SAMS). Él mismo sirio y con familia en el
país, brinda atención médica en Siria a través de su organización.
SAMS también ofrece
combustible diesel para los generadores de energía en lugares sin suministro
estable. Sahloul dijo que la falta de servicios básicos es uno de los mayores
problemas de la población y los grupos de ayuda. Zonas como Ghouta, cerca de Damasco,
están sin luz desde hace más de 860 días.
“Algunas de las carencias son
intencionales, provocadas por los grupos combatientes. Cuando rodean una zona o
comienzan un asedio, cortan la energía. Algunas de las áreas controladas por el
gobierno tienen electricidad unas horas al día, generalmente después de la
medianoche, debido al racionamiento”, indicó a IPS.
Pero “Alepo y Ghouta dependen
totalmente de los generadores y el diesel”, destacó.
SAMS proporciona fondos para
la compra de combustible diesel, pero es escaso y cuesta hasta 2,60 dólares por
litro, el “más caro del mundo”, afirmó Sahloul.
“La gente funciona igual que
en la Edad Media. La tecnología moderna, que damos por sentado, no se puede
utilizar. Incluso los afortunados con generadores tienen que usarlos de forma
racionada. Muchas funciones cesaron en las ciudades bajo asedio”, sostuvo.
“La gestión de la basura, el
agua, las panaderías y las escuelas, ¿cómo se pueden manejar sin agua? Es una
fórmula para el desastre”, exclamó.
Siria acaba de pasar un duro
invierno boreal. Las temperaturas bajaron a 7 grados Celsius bajo cero. Muchos
combatieron el frío en tiendas de campaña en campos de refugiados o en las
ruinas de casas destruidas, sin medios de calefacción. La familia de Sahloul no
fue la excepción.
“Hace meses que buscan
combustible, pero no lo consiguieron, así que no pueden utilizar la calefacción
en su casa”, comentó.
“Decenas de miles de
desplazados no tienen calefacción. Hubo niños que murieron, de frío. Hoy en
día, nadie puede vivir sin electricidad”, subrayó Sahloul.
Sharif Aly, de la organización
Ayuda Islámica, con sede en Estados Unidos, dijo que en algunas partes del país
su grupo solo pudo distribuir mantas y abrigos, debido a cuestiones de
seguridad.
“Nuestro trabajo en invierno
consistió en tratar de proporcionar gas o combustible a las familias. Esperemos
que los problemas comiencen a reducirse con la primavera, pero ha sido un gran
reto”, observó.
La falta de electricidad, así
como el peligro de los disparos, los bombardeos y otras actividades militares
complicaron enormemente la prestación de atención médica, aseguró Aly. La ayuda
de emergencia a los lesionados es la respuesta más evidente, pero el daño
psicológico y emocional permanece prácticamente ignorado, añadió.
“Hay enormes problemas de
salud mental, un gran impacto psicológico en estas personas inocentes atrapadas
en el conflicto”, expresó.
“Obtener ayuda sanitaria es un
problema. Recientemente iniciamos un servicio de diálisis renal en Líbano,
porque la situación en Siria y la falta de servicios de salud” no lo permiten,
señaló.
Sahloul dijo que el personal
médico abandona el país a medida que el conflicto se agrava.
La ex secretaria de Estado
estadounidense, Madeleine Albright, dijo en relación a la divulgación de las
imágenes de las luces apagadas en Siria que 2014 fue “el año más sangriento”
del conflicto, y que el número de muertos desde 2011 asciende a más de 200.000
personas.
“Todo médico que conozco en Siria está
pensando en irse, incluso en las denominadas zonas estables”, afirmó Sahloul.
Un informe publicado el
miércoles 11 por Médicos por los Derechos Humanos señala que 610 personas dedicadas a tareas
médicas murieron en Siria desde 2011, a raíz de 233 ataques a 183 instalaciones
médicas.
Según el grupo, el gobierno
sirio llevó a cabo “la gran mayoría de estos ataques”, responsables de 97 por
ciento de esas muertes, incluidas 139 por tortura o ejecución.
Sahloul dijo que el éxodo de
personal médico habilitó la propagación de enfermedades como fiebre tifoidea y
tuberculosis, parásitos, como piojos y sarna, la desnutrición y enfermedades
crónicas que no reciben tratamiento debido a la falta de acceso a los servicios
de salud y los medicamentos.
La guerra está por cumplir los
cuatro años y aunque cientos de miles murieron en una población estimada en 18
millones, 11 millones de personas están desplazadas y hay un número
indeterminado de heridos, el fin de la violencia no está a la vista.
“La gente allí no tiene
esperanzas. Hay rumores en la comunidad de ONG que este podría ser un conflicto
que dure de ocho a 10 años. No hay ninguna expectativa de que se resuelva en el
corto plazo”, advirtió.
Li dijo que espera que la
comunidad internacional actúe antes de que el conflicto sirio alcance la
gravedad del genocidio en Ruanda, que causó la muerte a entre medio millón y un
millón de personas en 1994.
“La comunidad internacional
ignoró a Ruanda, y después lo lamentó. No quiero que la gente se lamente
después de que termine este conflicto” en Siria, comentó el investigador
(Fuente: IPS).
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