El fenómeno meteorológico
conocido como “El Niño” no tiene un patrón fijo. Es un evento cíclico pero aún
no hemos podido determinar sus plazos concretos, si es que los tiene. Los
especialistas hablan de ciclos de entre tres y ocho años pero por el momento, y
debido a esta alta variabilidad, lo único que podemos adelantar son las
probabilidades que existen cada año para que el fenómeno aparezca.
Durante los últimos meses se
ha discutido mucho sobre si las condiciones meteorológicas de este año son las
propicias para que aparezca el temido Niño. Sin embargo, hace tan solo unos
días el NOAA (National Oceanic and Atmosferic Administration) ha terminado con el debate mediante un anuncio bastante claro: El
Niño está aquí.
Antes de entrar a analizar los
posibles efectos deberíamos determinar en qué consiste el fenómeno y las causas
que lo provocan. La clave de este evento meteorológico está en las corrientes
marinas: Las aguas cálidas de la zona intertropical y sus correspondientes
corrientes se superponen a las aguas más frías del hemisferio norte haciendo
que se registre un incremento de temperaturas en las regiones marinas
correspondientes a la corriente de Humboldt.
¿Qué es lo que causa estos cambios en las corrientes marinas?
La principal, aunque no única,
responsable de este fenómeno es la propia oscilación en la rotación de la
Tierra haciendo que las aguas cálidas del Pacífico (sobre todo en las costas de
la zona de Perú, Ecuador y Colombia) irrumpan en corrientes de aguas más frías
causando anomalías a escala global.
La intensidad de sus efectos
también es muy variable y según los registros históricos que se conservan los
investigadores dividen estos fenómenos en Normales (también llamados canónicos),
Fuertes o Muy Fuertes. Observando la media histórica de los datos que aún se
conservan incluso en épocas pasadas podemos afirmar que los eventos muy fuertes
sobrevienen aproximadamente cada cincuenta años. Uno de los más intensos fue El
Niño de 1997 por lo que no se espera otro igual, o de similares
características, hasta dentro de varias décadas. El resto de eventos (normales
o fuertes) se suceden de forma variable cada cuatro o cinco años.
¿Existe una conexión entre los fenómenos de El Niño y el calentamiento
global?
La mayoría de los expertos se
muestran muy cautelosos a la hora de relacionar estos dos fenómenos puesto que
operan a escalas de tiempo muy diferentes.
La reciente e inusual ola de
frío que está viviendo Estados Unidos en este inicio de año ha levantado un
debate sobre la relación entre estos eventos, sin embargo, los investigadores
del NOAA intentan recalcar que son eventos diferentes en donde el Niño
representa un fenómeno meteorológico y el calentamiento global corresponde a un
evento climático.
¿Y cómo será El Niño este año?
Los análisis de temperaturas
en el comunicado de NOAA nos sitúan ante un fenómeno de los denominados
“normales o canónicos”, es decir, no se espera que los efectos de este Niño en
2015 sean demasiado fuertes y, aunque podría influir en la intensidad de
algunos huracanes, las previsiones no parecen ser excesivamente alarmantes.
¿Qué efectos tiene el Niño?
El Niño es un fenómeno global
que afecta a muy distintas regiones del planeta en las que los efectos son muy
variables. Mientras que en unas zonas se registrarán fuertes lluvias y bajas presiones
(como puede ser el caso de América Central y América del Sur), otras regiones
(en Asia) por el contrario podrían sufrir sequías inusuales continuadas durante
varios meses.
Tanto en un sentido como en
otro la repercusión de El Niño no se circunscribe solamente al ámbito
meteorológico sino que aspectos sociales y económicos también se ven influidos
puesto que ocasiona pérdidas en la agricultura o la pesca, sectores muy importantes
en las zonas afectadas (Fuente: Yahoo Noticias).
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