NATURALEZA Y MARAVILLA: UN
RECONOCIMIENTO DEL CIELO
Por:
Carl Sagan
Debe
ser difícil para el hombre verdaderamente piadoso transitar por la senda que
media entre la sima de la impiedad y el pantano de la superstición.
Plutarco
Sin
duda hay que evitar ambos extremos, pero ¿qué son? ¿Qué es la impiedad? ¿La
preocupación por evitar la “sima de la impiedad” no es precisamente el
tema del que vamos hablar? ¿Y qué es en concreto la
superstición? ¿Es sólo, como han dicho algunos, la religión de los otros? ¿O
hay algún baremo a partir del cual podamos definir lo que constituye
superstición?
Yo
diría que la superstición no se caracteriza por su pretensión de ser un corpus
de conocimiento sino por su método de búsqueda de la verdad. Y la superstición
consiste en algo muy simple: se trata de creer sin pruebas. Intentaré abordar
la cuestión de qué constituye una prueba de esta interesante materia, y volveré
más adelante a la cuestión de la naturaleza de la prueba y de la necesidad del
pensamiento escéptico en las investigaciones teológicas.
La
palabra “religión” proviene del latín religatio,
reunir, juntar lo que ha sido
separado. Es un concepto muy interesante y, en lo que respecta a buscar el
vínculo más profundo entre cosas que superficialmente parecen estar separadas,
creo que los objetivos de la religión y la ciencia son idénticos o casi. Pero la
cuestión tiene que ver con la fiabilidad de las verdades proclamadas por ambos
campos y los respectivos métodos de aproximación a las mismas.
Una
de las mejores formas que conozco de experimentar el sentimiento religioso, la
sensación de sobrecogimiento es, con mucho, mirar hacia arriba en una noche
clara. Creo que es muy difícil saber quiénes somos hasta que entendemos dónde
estamos. Creo que todo el mundo, en cualquier cultura, ha sentido
sobrecogimiento y estupor al mirar al cielo, y eso se refleja tanto en la
ciencia como en la religión. Thomas Carlyle dijo que maravillarse es la base de
la adoración. Y Albert Einstein aseveró: “Creo que el sentimiento religioso
cósmico es el estímulo más fuerte y mas noble para la investigación
científica”. Así pues, si Carlyle y Einstein pudieron estar de acuerdo en algo,
hay una modesta posibilidad de que pueda ser cierto.
Carl
Sagan (1934-1996), fue profesor de astronomía y ciencias del espacio y
director del Laboratorio de Estudios Planetarios de la Universidad de Cornell.
Tuvo un papel de primer orden en las expediciones de las sondas espaciales
Mariner, Viking y Voyager.
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