sábado, 9 de junio de 2012


DEL DIARIO DE ANA FRANK


  • Tras la invasión de Holanda, los Frank, comerciantes judíos alemanes emigrados a Ámsterdam en 1933, se ocultaron de la  GESTAPO en una buhardilla anexa al edificio donde el  padre de Ana tenía sus oficinas. Eran ocho personas y permanecieron recluidas desde junio de 1942 hasta agosto de 1944, fecha en que fueron detenidos y enviados a campos de concentración. En ese lugar y en las más precarias condiciones, Ana, a la sazón una niña de trece años, escribió su estremecedor Diario: un testimonio único en su género sobre el horror y la barbarie nazi, y sobre los sentimientos y experiencias de la propia Ana y sus acompañantes. Ana murió en el campo de Bergen-Belsen en marzo de 1945. Su Diario nunca morirá.

                                            Martes, 7 de marzo de 1944.       

Querida Kitty:    

“Después de Año nuevo...descubrí mis deseos de tener...un amigo o novio; no quería una amiga mujer, sino un amigo varón. También descubrí dentro de mí la felicidad y mi coraza de superficialidad y alegría. Pero de tanto en tanto me volvía silenciosa. Ahora no vivo más que para Peter, porque de él dependerá en gran medida lo que me ocurra de ahora en adelante.

Y por las noches, cuando acabo mis rezos pronunciando las palabras “Te doy las gracias por todas las cosas buenas, queridas y hermosas”, oigo gritos de júbilo dentro de mí, porque pienso en esas “cosas buenas”, como nuestro escondite, mi buena salud y todo mi ser, en las cosas queridas, como Peter y esa cosa diminuta  y sensible que ninguno de los dos se atreve a nombrar aún, el amor, el futuro, la dicha, y en las cosas hermosas como el mundo, la Naturaleza y la gran belleza de todas las cosas hermosas juntas.

En esos momentos no pienso en la desgracia, sino en todas las cosas bellas que aún quedan. Ahí está la gran parte de la diferencia entre mamá y yo. El consejo que ella da para combatir la melancolía es: “Piensa en toda la desgracia que hay en el mundo y alégrate que no te pase a ti”.

En mi opinión, la frase de mamá  no tiene validez, porque ¿qué se supone que tienes que hacer cuando esa desgracia sí te pasa? Entonces, estás perdida. Por otra parte, creo que toda desgracia va acompañada de alguna cosa bella, y si te fijas en ella, descubres  más alegría y encuentras mayor equilibrio. Y el que es feliz hace feliz a los demás; el que tiene valor y fe, nunca estará sumido en la desgracia.


Rincón literario de URPI para los que inspiran sus acciones en la lectura.
         Boletín virtual de los sábados.  

1 comentario:

  1. Hermoso libro. Aquél que lo lee, jamás olvida la inocencia, el amor, la timidez, la esperanza y todos aquellos sentimientos que comparte.

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