Por: Alejandro Romualdo
Valle
con dinamita. En masa
lo cargarán, lo arrastrarán. A golpes
le llenarán de pólvora la boca.
Lo volarán: ¡y
no podrán matarlo!
Lo pondrán de
cabeza. Arrancarán
sus deseos, sus
dientes y sus gritos.Lo patearán a toda furia. Luego
lo sangrarán: ¡y no podrán matarlo!
Coronarán con
sangre su cabeza;
sus pómulos, con
golpes. Y con clavossus costillas. Le harán morder el polvo.
Lo golpearán: ¡y no podrán matarlo!
Le sacarán los
sueños y los ojos.
Querrán
descuartizarlo grito a grito.Le escupirán. Y a golpe de matanza
lo clavarán: ¡y no podrán matarlo!
Lo pondrán en el
centro de la plaza,
boca arriba,
mirando al infinito.Le amarrarán los miembros. A la mala
tirarán: ¡y no podrán matarlo!
Querrán volarlo
y no podrán volarlo.
Querrán romperlo
y no podrán romperlo.Querrán matarlo y no podrán matarlo.
Querrán
descuartizarlo, triturarlo,
mancharlo,
pisotearlo, desalmarlo.
Querrán volarlo
y no podrán volarlo.
Querrán romperlo
y no podrán romperlo.Querrán matarlo y no podrán matarlo.
Al tercer día de
los sufrimientos,
cuando se crea
todo consumado,gritando ¡libertad! Sobre la tierra
ha de volver.
¡y no podrán matarlo!
(*) El poeta
Alejandro Romualdo Valle nació en Trujillo el año de 1926, obtuvo el Premio
Nacional de Poesía en 1949. Es considerado el representante más significativo
de la poesía social.
Entre sus obras se
cuentan: “La torre de los alucinados” (1949), “El cuerpo que tú iluminas”,
Poesía concreta”, “Cámara Lenta” (1954), “En la extensión de la palabra”
(1974).
Rincón literario de URPI para los que inspiran sus
acciones en la lectura.
Boletín virtual de los sábados.
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