En
la montaña de Sorte, en el estado venezolano de Yaracuy, vive una diosa. Su
nombre es María Lionza y en su honor, miles de fieles de todos los niveles
sociales le piden salud, trabajo, buena suerte y milagros de todo tipo.
El culto a esta divinidad, cuyos orígenes se remontan hasta el siglo XV antes de la llegada de los españoles, se ha mantenido vivo en este país y se ha extendido a países cercanos como Colombia, Panamá y algunas islas del Caribe. Sus guías son llamados 'bancos' o 'materias' y sus ofrendas habituales son velas encendidas, frutas, tabaco y flores. El culto de María Lionza alcanza su máximo el día 12 de octubre de todos los años.
Según
Yaracuy el mito de María Lionza tiene su origen en la leyenda de una blanca
doncella indígena que logra sobrevivir al ser sacrificada al Dios de las aguas,
Convirtiéndose en Diosa Protectora de la naturaleza. Recorre los campos
cabalgando una danta y se describe como una mujer hermosa que está peinando sus
largos cabellos con un peine de oro en su Palacio de Sorte.
Para el investigador Víctor
Alberto Grillet, al comentar el cuadro
de Pedro Centeno sobre María Lionza,
afirma que esta mujer destructora
inexorable de hombres de todas las razas, surge en el cuadro de Centeno como un
símbolo auroral; porque se nos ocurre que María Lionza más que mujer representa
a América, es América. La hospitalaria y cabal América que recibe a través de
sus océanos, de sus voluptuosos océanos, cargas ininterrumpidas de amantes que
ya no volverán a su originaria y quebrada Europa (Fuente: Yahoo Noticias. Foto:
Troi Anderson).
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