La pequeña
agricultura familiar es un sistema de producción de importancia en las
economías nacionales y que en los países de América Latina y el Caribe
representa más del 80 por ciento de los sistemas de producción de la región y
aporta entre el 30 y el 40 por ciento del Producto Bruto Interno (PBI) agrícola
regional y más del 60 por ciento del empleo rural, según da cuenta un artículo
de César Sotomayor Calderón y Gherson Linares Peña.
El texto se encuentra
en el número de enero último de la revista Agraria, publicada por el Centro
Peruano de Estudios Sociales (CEPES), especializada en temas rurales.
El artículo señala
que, además de su importancia como proveedor de alimentos para las ciudades,
generador de empleo agrícola y fuente de ingresos para los más pobres, la Organización
de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) reconoce, a
este sistema, su contribución al desarrollo equilibrado de las comunidades
rurales.
El documento consigna
que la agricultura familiar constituye la principal reserva genética de la
inmensa variedad de cultivos andinos, con lo cual es el sistema de producción que garantiza la
protección de nuestra biodiversidad.
La pequeña
agricultura familiar controla territorios estratégicos, como la naciente de los
ríos o cabeceras de cuenca, reservas mineras y de recursos energéticos, y otros
que han definido serios conflictos socio ambientales para el control de estos
recursos, puntualiza la publicación (Fuente: Revista Agraria, enero del 2014).
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