Por:
José María Eguren
La acequia de cal y
canto,
que iba del estanque al
jardín,
nos llamaba con el ensueño
de madreselva y de jazmín.
Correr ansiamos con la niña
y en camalote navegar,
para sentir, al aire verde,
un repentino navegar.
Y salvarnos en la isla rosa,
vivienda del insecto azul,
como en el árbol de los
cuentos
donde canta el dulce bulbul.
O llegar a la gruta vistosa
con los brillos de zacuaral,
que habita el hada del
estanque,
que es una garza virreinal.
(*) Poema del padre de la poesía simbolista peruana, José María Eguren. Pintura
de Event Pieters.
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