El 10 de julio de 1959, un joven geólogo estadounidense de 25 años
llamado Paul Walker (nada que ver con el fallecido protagonista de "The
Fast and the Furious"), exploraba un glaciar en la isla Ward Hunt, el
punto más próximo al polo norte de todo el territorio canadiense. A más de 800
kilómetros de cualquier punto habitado por humanos, Walker escribió a lápiz un
mensaje en papel pautado, lo introdujo en una botella y lo enterró bajo un
túmulo de rocas estratégicamente situado. Durante 54 años el mensaje, y sus reveladoras instrucciones permanecieron
olvidados.
Walker, que se encontraba entonces en plena expedición junto a su colega
Albert P. Crary,
no tenía ni idea de que su
mensaje era también casi una despedida,
puesto que el infortunio quiso que muy poco tiempo después de enterrar la
botella sufriera un gravísimo íctus que paralizó la mitad izquierda de su cuerpo.
Tras un rescate a cargo de un piloto conocedor de aquel remoto páramo helado,
Walker pasó los últimos meses de su vida en casa de sus padres, donde falleció
en noviembre de 1959.
Estos días se le recuerda porque la casualidad ha querido que un grupo
de biólogos canadienses, que tomaban muestras de microbios en la zona,
recuperasen la botella y cumpliesen lo que el mensaje y sus precisas
instrucciones requerían.
El mensaje decía así:
"A quien pueda concernirle: este túmulo de piedras y otro similar
situado a 6,5 metros al oeste, se erigieron el 10 de julio de 1959. La
distancia desde este montón de piedras hasta el borde del glaciar, que se eleva
unos 122 centímetros de altura sobre el suelo rocoso, es de unos 51,3 metros.
Le pido a quien quiera que se aventure por este paraje que mida de nuevo
la distancia y envíe la información a: Paul T. Walker, Departamento de
Geología, Universidad Estatal de Ohio, Columbus 10, Ohio, Estados Unidos y al
señor Albert P. Crary, Centro de Investigación de las Fuerzas Aéreas de
Cambridge, 11 Leon St., Boston 15, Massachusetts, Estados Unidos. Muchas
gracias".
Según puedo leer en Ibtimes, los investigadores de la Universidad Laval
de la ciudad de Quebec que descubrieron el mensaje en la botella cumplieron las
instrucciones que llegaban desde el pasado.
Se da la casualidad de que Warwick
F. Vincent, uno de los responsables de la expedición del centro de
estudios de la Universidad de Laval que encontró la botella conocía bien el
nombre de Walker ya que en su honor se designó al punto más elevado de la isla
Ward Hunt como Colina Walker (Walker Hill). Hace 10 años Vincent acampó muy
cerca de ese punto, un lugar conocido entre los investigadores que visitan
aquel remoto paraje.
Como os decía antes, Vincent y sus colegas cumplieron la voluntad del
pionero Walker y volvieron a medir la distancia que separaba el túmulo del
borde del glaciar, para comprobar que el
glaciar se había alejado unos 61 metros. El hecho les dejó realmente
asombrados porque en 1959 el concepto
de calentamiento global no se conocía, por lo que nadie podía imaginarse
que los glaciares retrocedieran.
Nadie excepto Walker, aunque lamentablemente no vivió lo suficiente como
para dar por confirmadas sus sospechas (Fuente: Yahoo Noticias).
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