martes, 16 de septiembre de 2014

DESPUÉS DE SIGLO Y MEDIO ENCUENTRAN EN EL FONDO DEL ÁRTICO UNO DE LOS BARCOS MÁS BUSCADOS DE LA HISTORIA

Era una agitada mañana de mayo de 1845. El puerto de Greenhithe vivía uno de sus días más bulliciosos y los dos navíos que esperaban atracados en sus amarres estaban a punto de terminar con su listado de preparativos. Se llamaban Erebus y Terror y debéis saber que eran dos de los barcos más avanzados de su época: sólidas vigas de hierro reforzaban su estructura, hélices minuciosamente protegidas con placas, máquinas de vapor que los empujarían hasta casi los 8 km/h sin necesidad de utilizar el viento y las bodegas llenas de provisiones para afrontar hasta tres años sin tocar tierra firme.
La misión que perseguían había sido imposible de lograr hasta entonces: Franquear el infierno blanco del Paso del Noroeste a través de las gélidas aguas árticas y sus temibles plataformas de hielo. Todos los intentos anteriores habían terminado atrapados sin salida.
Al mando de la expedición se encontraba sir John Franklin un laureado y experimentado oficial que ya había experimentado las duras condiciones del Polo Norte en varias misiones de exploración bajo las órdenes del mítico John Ross, uno de los grandes pioneros del Ártico.
Sí, era una agitada mañana de mayo de 1845… y los familiares de los 128 tripulantes de la Expedición de John Franklin jamás volverían a verlos. Su historia quedó sepultada en hielo y tan solo ha podido ser recobrada a partir de retazos sueltos a lo largo de los años.
 Los acontecimientos se precipitaron al quedar atrapados en la plataforma polar y a partir de ahí el gélido Ártico tan solo permitió algunas pistas sobre lo que les pudo ocurrir a aquellos hombres… el resto se convirtió en leyenda y canciones populares.
La desaparición de aquellos aguerridos hombres dio lugar a una de las búsquedas más intensas y seguro que la más prolongada de la Historia… Durante casi 170 años, primero para encontrarlos vivos y más tarde para encontrar los restos arqueológicos, docenas de expediciones partieron hacia el Ártico canadiense con el objetivo de descubrir qué había ocurrido exactamente.
La propia esposa del capitán, Lady Jane Franklin se empeñó tanto en la búsqueda de su marido que movilizó numerosos intentos de dar con su paradero. Las pocas pistas que llegaban a la Inglaterra victoriana dejaban con la boca abierta a toda una recatada sociedad horrorizada por los relatos de canibalismo, penurias y fatalidades que los tripulantes del Érebus y el Terror podrían haber soportado.
Dejando a un lado los escabrosos detalles que sufrieron durante su terrible travesía lo que sí podemos afirmar con seguridad, gracias a la expedición del Fox al mando del capitán McClintock que pudo encontrar las únicas pistas sólidas, fue que los dos barcos de Franklin quedaron atrapados en septiembre de 1845 y que, tras varias semanas atrapados en el hielo, los hombres que aún quedaban con vida intentaron una interminable caminata que duró meses buscando tierra firme al sur…ninguno lo consiguió.
El inexorable paso del tiempo, no obstante, no dejó en el olvido esta trágica expedición y ya en el siglo XX son incontables las expediciones científicas que han intentado aportar algo de luz a los escalofriantes acontecimientos del viaje de Franklin.
 Muchas de las sombras de aquella misión se han ido confirmando gracias a modernas expediciones, como el canibalismo que realmente ocurrió, el hambre, el escorbuto, la hipotermia o el envenenamiento por el plomo con el que iban selladas muchas de las conservas que llevaron consigo.
Y así ha pasado más de siglo y medio hasta que hace tan solo unos días, el mismísimo Primer Ministro de Canadá, Stephen Harper, ha realizado un anuncio sorprende:  Un equipo de investigadores y arqueólogos han encontrado uno de los dos barcos de la expedición Franklin.
 Aún no se sabe a ciencia cierta si se trata del HMS Erebus o de su compañero el HMS Terror, lo que sí parece confirmado es que los robots submarinos operados mediante control remoto (similares a los utilizados en las célebres imágenes del Titanic) han dado por fin con uno de los navíos de Franklin en el fondo del mar Ártico.

 Los aficionados a la exploración polar seguiremos atentos a las futuras misiones robotizadas que ya se están planteando para llegar hasta el pecio y posiblemente rescatar la memoria de lo que ocurrió en aquella expedición (Fuente: Cuadernos de Ciencias, Yahoo, Javier Pérez).

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