Emoción y desconcierto
compartió el martes Mario Bravo con Sara, su madre, de quien fue arrebatado
hace 38 años tras el primer llanto de recién nacido, sin que ella supiera si
era niño o niña después del parto en una cárcel durante la última dictadura
argentina (1976-83).
Bravo, el nieto 119 que
recupera la organización Abuelas de Plaza de Mayo, contó su reencuentro en una
conferencia de prensa con más risas que lágrimas junto a las activistas en Buenos
Aires, horas después de conocer personalmente a su madre biológica que lo buscó
sin cesar desde que fue liberada de una cárcel en 1976.
"Lloramos mucho, fueron 38
años de búsqueda. Escuchó mi llanto y ahora mi voz, después de 38 años",
dijo Bravo sin quebrarse.
"Es un milagro haber
encontrado a mi mamá con vida", repitió.
Al describir la reunión con su
madre, quien prefirió no aparecer ante la prensa ni revelar su apellido, el
hombre compartió que tras los abrazos ella le dijo que le habló sin pausa
durante el embarazo.
"Me hablaba mucho por
esos meses. Faltó un ratito nomás pero hizo lo más importante: buscarme",
indicó. "Yo le dije que hizo muchísimo, me hizo nacer", contó
agradecido con el presente y también con su pasado, del que aclaró no iba a
renegar.
Sara, oriunda de Tucumán,
provincia del norte argentino donde ocurrieron hechos de represión militar muy
violentos previos a la dictadura, trabajaba en 1975 en un hotel y ya era madre
de dos niñas, de 3 años y de un año.
"Cuando te encontrás con
tu mamá ves la película de tu vida y pensás que te buscaban, que le faltaste a
esa familia en estos años", dijo Mario Bravo, robusto y calvo, que lanzó
la broma de que su madre "era tan hermosa" como él "pero con
pelo".
El caso de Bravo es el sexto
de hijos que recuperaron su identidad robada por el terrorismo de Estado y se
reencontraron con sus padres biológicos.
"Bienvenido tío Mario"
Bravo tuvo dudas sobre su identidad
desde muy chico, según reveló sin dar más detalles. La verdadera historia de su
vida la conoció la semana pasada al cumplirse cuatro meses del fallecimiento de
su madre de crianza.
Pero Sara, quien ya tenía dos
hijas y tuvo cuatro hijos después, lo buscó siempre con el conocimiento de toda
la familia, que desde la semana pasada lo invitaron a un grupo de Whatsapp
formado por sus sobrinos llamado "Bienvenido tío Mario'".
"Me va a salir cara esta
Navidad", bromeó al contar la numerosa familia que lo acompaña ahora.
"Hay que tener la
confianza de que lo que viene es lindo, es hermoso", repitió varias veces.
En julio de 1975, al regresar
del trabajo por la madrugada, Sara fue interceptada por un auto en la puerta de
su vivienda, narró Estela de Carlotto, presidenta de la organización Abuelas de
Plaza de Mayo.
"La llevaron a una
comisaría, luego a la Jefatura de la Policía provincial y posteriormente a la
Cárcel de Villa Urquiza (en Tucumán), en donde permaneció en calidad de
detenida-desaparecida y dio a luz en cautiverio, en la misma cárcel, entre mayo
y junio de 1976", agregó.
"El bebé le fue
arrebatado inmediatamente por un enfermero y Sara jamás lo volvió a ver",
leyó Carlotto.
La mujer fue liberada en
noviembre de 1976 y aunque siempre lo buscó no fue sino hasta el año 2007 que
su sangre fue ingresada al Banco Nacional de Datos Genéticos (BNDG) con la
esperanza de dar con el paradero de su hijo.
A la par, el joven Mario,
criado por una pareja en la provincia de Santa Fe, se animó recién en febrero
de este año a presentarse en la filial de Abuelas de Rosario (norte de Buenos
Aires). El 19 de noviembre le confirmaron que era hijo de Sara.
"A pesar de las
condiciones extremas en las que lo gestó y alumbró, Sara siempre consideró como
su hijo a ese bebé que le arrebataron, al que no llegó a conocer pero escuchó
llorar segundos después de parir", dijo Carlotto al agregar que la madre
lo "imaginó como un varón toda su vida".
La mayoría de los 119 nietos
recuperados nació cuando su madre estaba en cautiverio en uno de los más de 500
centros clandestinos instalados en el país. Abuelas calcula en unos 500 los
bebés que fueron robados.
En agosto de 2014, Carlotto
encontró a su nieto, Ignacio Guido Montoya Carlotto en un caso que conmovió al mundo
(Fuente: AFP).
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