Cuando éramos niños,
y los padres
nos negaban
diez centavos de fulgor,
a nosotros
nos gustaba
desterrarnos a los parques,
para que
vieran que hacíamos falta,
y caminaran
tras su corazón
hasta volverse
más humildes y pequeños que
nosotros.
Entonces era
hermoso regresar.
Pero un día
Parten de
verdad los barcos de juguete,
Cruzamos
corredores, vergüenzas, años,
y son las tres
de la tarde
y el sol no
calienta la miseria.
Un impreso
misterioso
pone la
palabra Tristeza
en la primera plana
de todos los periódicos.
Ay, un día
caminando comprendemos
que estamos en una cárcel de muros que se
alejan…
Y es imposible
regresar.
(*) Manuel
Scorza, Poesía, Munilibros/ 5, Municipalidad de Lima, Secretaría de Educación y
Cultura, Lima, agosto de 1986.
Rincón literario de URPI para los que inspiran sus
acciones en la lectura.
Boletín virtual de los sábados.
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