“Me considero afortunado por haber encontrado
a mi hijo”, declaró Mohammad Jabeen,
vendedor de jugos en Bannu, uno de los 25 distritos de la norteña provincia pakistaní
de Jiber Pajtunjwa, a Inter Press Service
(IPS) este miércoles 6 de setiembre.
El movimiento Talibán se había llevado a su hijo,
Mateen Shah, quien estudiaba en una madraza o escuela islámica. Los insurgentes
lo entrenaron para integrarlo a sus filas.
Jabeen contó que su hijo tenía solo 16 años cuando
fue secuestrado, en octubre del 2011. Los talibanes lo llevaron a un edificio
semidestruido en Waziristán, donde lo instruyeron en la “yihad” (lucha).
“Sus captores le habrían lavado por completo el
cerebro para que se convirtiera en un atacante suicida si no hubiera logrado
escapar cuatro meses después”, indicó.
Los niños como Mateen Shah, que habitan las zonas
pobres, son los más vulnerables al Talibán. La desigualdad también los afecta
en esto.
“En Bannu hay más de 100 escuelas religiosas que
admiten niños de familias pobres porque los padres no pueden cubrir los costos
de la educación en institutos modernos”, dijo Mohammad Jamal, profesor de
ciencias políticas en el Colegio de Posgrados de Bannu, en diálogo con IPS.
Los estudiantes de las madrazas reciben alimentos y
ropa en forma gratuita.
El Talibán viene reclutando cientos de niños en
Bannu desde hace 10 años, indicó Jamal. El distrito se encuentra cerca de la
Agencia de Waziristán del Norte, un semillero del movimiento extremista.
Los radicales islámicos entrenan a los niños en el
uso de armas, les enseñan a fabricar explosivos y los convierten en atacantes
suicidas con la promesa de llegar al paraíso, dijo Jamal.
Los otros dos menores secuestrados con Mateen Shah
siguen desaparecidos.
El oficial de policía Jalid Jan dijo a IPS que el
Talibán secuestró a más de 500 niños en los últimos cinco años. “Unos 40
lograron escapar, pero todavía se desconoce el destino de los otros”, indicó.
Los huérfanos son los más vulnerables al
reclutamiento islamista porque están fácilmente “disponibles”.
El Talibán asegura no tener menores en sus filas,
pero Jan señala que el movimiento recluta activamente huérfanos y niños sin
hogar.
“Las personas acomodadas envían a sus hijos a
escuelas modernas para que reciban educación formal. Los terroristas cazan a
los hambrientos y los entrenan para que instalen bombas y trampas en las
carreteras, o para que combatan y realicen atentados suicidas”, indicó Jan.
Mientras, Fazl Hanan, residente del distrito de
Lakki Marwat, contó que su sobrino cayó en manos del Talibán luego de que su
padre, hundido en la pobreza, le consiguiera trabajo en un restaurante sobre la
ruta.
“Desapareció del lugar. Se decía que solía reunirse
frecuentemente con algunos talibanes. Quizás decidió unírseles”, dijo Hanan.
Distritos como los de Lakki Marwat, Bannu, Dera
Ismail Jan y Tank están repletos de insurgentes islamistas. Se refugian en las
vecinas Áreas Tribales Administradas Federalmente desde que la invasión
liderada por Estados Unidos los desalojó de Afganistán en el año 2001.
“Todos esos distritos son terreno fértil para
reclutar niños, especialmente aquellos que están en las madrazas o los que
tienen empleos de tiempo parcial”, dijo Jan.
“Los talibanes sacaron a mi hijo de un taller
mecánico en marzo de 2011 prometiéndole un trabajo lucrativo”, contó Shaukat
Alí, verdulero del distrito de Charsadda, en diálogo con IPS. “Tres meses
después, llamó para decir que estaba en Waziristán”, contó.
Jawad Alí, quien entonces tenía 18 años, era su
único hijo. Trabajaba en el taller mecánico para colaborar con los ingresos de
la familia, de 12 miembros.
“Esperábamos que Jawad regresara. Pero talibanes me
informaron que se había inmolado en Afganistán”, contó Shaukat Alí.
“El Talibán me felicitó, diciéndome que Jawad había
ido al paraíso”, añadió. El adolescente habría muerto en un ataque suicida
contra soldados estadounidenses.
Algunos pocos niños reclutados a la fuerza por el
Talibán logran escapar. Por ejemplo, unos 20 adolescentes huyeron en grupo el 1
de junio de 2009.
“El Talibán nos había secuestrado de las escuelas
religiosas de Dera Ismail Jan y nos mantuvo en un gran escondite hecho de barro
en Waziristán, donde nos daba lecciones un hombre con una barba larga”, contó a
IPS el joven Imran Alí, de 15.
Ali dijo que algunos niños estaban contentos de
recibir alimento sin tener que hacer ningún trabajo.
“Yo también estaba feliz, pero uno de los niños nos
explicó que tarde o temprano moriríamos en un atentado suicida o en algún otro
ataque. Entonces esperamos el momento oportuno para escapar”, señaló.
De muchos niños nunca se volvió a saber nada. Abdur
Rehman, de 15 años, fue secuestrado en 2006 en el distrito de Swat, en Jiber
Pajtunjwa.
“Como ocurre con otros 200 niños que desaparecieron
en Swat, todavía no se sabe nada de él”, dijo a IPS su padre, Mohammad Rehman,
un trabajador de la construcción. “Desde que desapareció no hay ninguna pista.
Yo no tengo recursos para viajar a Waziristán a localizarlo”, añadió.
Según el oficial de policía Jan, unos 400 niños
reclutados por el Talibán han sido localizados y arrestados. “Los llevamos a
centros de internación para rehabilitarlos. Se los instruye en diseño, bordado,
carpintería, etcétera, para que puedan comenzar su propio negocio”, indicó.
Gul Mohammad, de 19 años, es uno de ellos. Tenía 14
cuando desapareció de Swat. En 2010, las fuerzas de seguridad pakistaníes lo
encontraron y arrestaron en un campamento de entrenamiento del Talibán, y
terminó en prisión.
“Fui trasladado a aquí (el centro de
rehabilitación) hace cuatro meses. Estoy aprendiendo diseño y comenzaré mi
propio negocio”, dijo Mohammad a IPS. “Ahora estoy libre del Talibán, y ayudaré
a mis padres”.
Pero todavía hay muchos niños pobres en el lugar de
donde viene. Y allí es donde el Talibán busca y encuentra (Fuente: IPS).
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