El lunes 9 del mes en curso, la derecha en el gobierno
y la centroizquierda de la oposición conmemoraron por separado el 40
aniversario del golpe de Estado liderado por Augusto Pinochet que derribó al gobierno
democrático de Unidad Popular el 11 de setiembre del año 1973.
En esa fecha, el
presidente Salvador Allende murió tras el bombardeo de aviones de la Fuerza
Aérea al palacio de La Moneda durante la toma del poder por parte del Ejército.
Los actos –
celebrados con minutos de diferencia y sólo a dos kilómetros de distancia –
fueron encabezados por la ex presidenta Michelle Bachelet, de un lado, y del otro por el actual
presidente conservador, Sebastián Piñera, dejando de manifiesto las profundas
diferencias que existen entre ambos bandos 23 años después de la dictadura
militar (1973-1990).
Durante los últimos
diez días, además de actores sociales y políticos de diversos sectores –
incluido Piñera – realizaron declaraciones de perdón y reconocimiento de
errores previos y posteriores al golpe de Estado.
Michelle Bachelet
empezó la jornada en el Museo de la Memoria y los Derechos Humanos en el centro
de Santiago de Chile.
Bachelet, ex
directora de ONU Mujeres y candidata a la presidencia por la Nueva Mayoría, un
conglomerado de centro izquierda, recorrió acompañada por su madre las salas
del recinto donde hay una fotografía de su padre, Alberto Bachelet, general de la
Fuerza Aérea juzgado por traición a la patria y que muriera a causa de un
infarto en 1974.
“Este ejercicio de
verdad y de reconocimiento no es autocomplaciente ni victimizante, es para
conocer la verdad”, dijo Bachelet en su discurso en el que, además, destacó que
la verdad y la justicia son dos condiciones básicas para la reconciliación del
país.
El acto oficial,
realizado en el palacio de La Moneda, comenzó sin representantes de la
oposición y sólo tres de los nueve candidatos presidenciales que habían sido
invitados.
Frente a unas 200
personas – funcionarios destacados, miembros del Poder Judicial, Fuerzas
Armadas e iglesias – Piñera apeló a un espíritu de reconciliación al recordar
el clima político previo al golpe de Estado y reconoció la gravedad de las
violaciones de los derechos humanos.
La dictadura dejó 3
mil 214 ejecutados políticos. De ellos, 1,000 desaparecidos (Fuente: Diario El
País).
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