Desde el sacerdote más humilde
hasta el pontífice de la Iglesia deben despojarse de "la vanidad, la
arrogancia y el orgullo", y servir humildemente a los miembros más pobres
de la sociedad, dijo el viernes último el papa Francisco.
El llamamiento del Sumo
Pontífice en la ciudad italiana de Asís, donde vivió en el siglo XII San
Francisco, se produce en medio de los intentos del ex cardenal argentino Jorge
Mario Bergoglio por cambiar la imagen de una iglesia plagada de escándalos por
abusos financieros y sexuales.
San Francisco es venerado por
los católicos y por otros cristianos por su sencillez y amor por la naturaleza,
cualidades que el pontífice ha convertido en aspectos centrales de su papado
desde su elección en marzo de este año.
"Esta es una buena
ocasión para invitar a la Iglesia a despojarse de lo mundano", dijo en una
habitación que marca el lugar donde San Francisco, siendo muy joven, se quitó
la ropa, renunció a su familia rica e inició un largo viaje para servir a los
pobres.
"Hay un peligro que
amenaza a todos en la Iglesia, a todos nosotros. El peligro de lo mundano. Este
nos lleva a la vanidad, a la arrogancia y al orgullo", dijo Francisco,
rodeado de personas pobres.
Francisco dijo que todos los
miembros de la Iglesia - incluidos obispos, cardenales y el mismo Papa - tenían
que evitar los peligros que a su juicio conlleva dar importancia a las cosas
mundanas y buscar ser más humildes.
Como suele hacerlo, Francisco
habló espontáneamente tras dejar de lado versiones preparadas de dos discursos,
visiblemente conmovido por los pobres y enfermos presentes en la habitación.
El primer Papa latinoamericano
ha llevado un nuevo estilo de apertura, consulta y simplicidad al Vaticano.
Pocos días después de su elección, dijo que quería una Iglesia humilde para los
pobres.
Francisco rechazó los
espaciosos apartamentos papales y optó por instalaciones sencillas en una casa
de huéspedes del Vaticano e instó a todos los clérigos, más allá de su rango, a
salir al encuentro de los pobres y necesitados.
ÍDOLOS
FALSOS
Francisco dijo que todos los
miembros de la Iglesia deberían evitar dar importancia a las cosas mundanas y
volverse más humildes.
"Lo mundano nos lleva a
la vanidad, a la arrogancia, al orgullo y estos son ídolos. Todos nosotros tenemos que despojarnos de esta
mundanidad", dijo.
Francisco, el primer Papa no
europeo en 1.300 años, formó tres comités para que lo asesoren y ayuden a hacer
más transparente al Vaticano, particularmente en sus asuntos financieros.
El Papa también manifestó que
los conventos y monasterios católicos que están vacíos deberían ser abiertos
para albergar a inmigrantes y refugiados.
Francisco se mostró
visiblemente conmovido al escuchar las historias de algunas de las personas
pobres presentes en la habitación.
"Muchos de ustedes han
sido marginados por este mundo salvaje que no entrega empleos, que no ayuda,
que no le importa si en el mundo hay niños que se están muriendo de hambre",
dijo.
El Papa condenó un mundo
"que no se preocupa por muchas personas que tienen que huir de la pobreza
y el hambre (...) que huyen buscando libertad y que muchas veces encuentran la
muerte, como lo que sucedió ayer (jueves) en Lampedusa".
Francisco se refería al
hundimiento de un barco lleno de inmigrantes africanos frente a la isla
italiana de Lampedusa, que según las estimaciones oficiales habría dejado unos
300 muertos.
"Hoy es un día para
llorar", dijo Francisco sobre la tragedia.
El Papa brindó una Misa para
varios miles de personas reunidas fuera del complejo donde está enterrado San
Francisco, en la que pidió además respeto por el medio ambiente (Fuente:
Reuters).
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