Milicias somalíes empiezan a operar en la
apartada y árida Provincia Nororiental de Kenia, que limita con el sur de
Somalia y supo ser baluarte de la organización extremista islámica Al Shabab.
“Cada vez hay más keniatas de
origen somalí que simpatizan con Al Shabab, y están creando sus propias y
pequeñas milicias para enviar un mensaje al gobierno nacional” de Kenia, dijo a
IPS el experto en paz y seguridad Elwak Abdi, con sede en Liboi, una ciudad de
la Provincia Nororiental a 18 kilómetros de la frontera con Somalia.
“Una porción significativa de
la comunidad étnica somalí está armada”, agregó.
“En áreas como Wajir, Isiolo y
Mandera (condados de la Provincia Nororiental) hay un conflicto armado constante
que obliga a los residentes a trasladarse de un lugar a otro por temor a lo
desconocido. Y lo peor es que hay que pagar a esas pequeñas milicias por
protección”, dijo Abdi.
Estos dos países del este
africano mantienen una disputa fronteriza desde 2011, cuando las Fuerzas de
Defensa de Kenia iniciaron su ofensiva contra Al Shabab en esa zona y ocuparon
algunas áreas del sur somalí y localidades keniatas como Ijara, Garissa y
Liboi.
Las tensiones escalaron en
2012, cuando se descubrieron depósitos de gas y petróleo cerca de la costa, en
el océano Índico. Ambos países reclaman la soberanía de esas aguas.
Mientras Kenia se recupera del
atentado perpetrado por Al Shabab el 21 de setiembre contra el centro
comercial de Nairobi, crece la desconfianza hacia la comunidad étnica somalí,
que es mayoría en la Provincia Nororiental.
Muchas fuentes de esa zona se
negaron a hablar con IPS por temor a que el gobierno de Kenia estuviera
interfiriendo ilegalmente en sus teléfonos celulares.
Ibrahim Ahmed,
director ejecutivo del Consorcio Somalí de Kenia, que participa en la
resolución de las causas del conflicto surgido por la disputa fronteriza,
advirtió a IPS que la situación está lejos de ser normal en la Provincia
Nororiental.
El gobierno de Kenia hizo muy
poco para “convencer a la población de que no todos los somalíes son
terroristas”, y esto “puede comprometer la lucha contra el terrorismo”, agregó.
Día a día son más los somalíes
que cruzan a Kenia por la porosa frontera de 700 kilómetros. Hay al menos
630.000 somalíes viviendo en Kenia, según estadísticas del gobierno. Y esta
migración conlleva también un evidente aumento del contrabando de armas.
Habitantes de la Provincia Nororiental
sostienen que algunos grupos de somalíes ingresan armas al país fácilmente.
Según el Ministerio de Seguridad Interna de Kenia, hay 680.000 armas de fuego
ilegales en manos de civiles. Pero no hay cifras exactas sobre el armamento
contrabandeado desde Somalia.
La facilidad de disponer de
armas pequeñas elevó las tensiones entre clanes y los incidentes violentos
entre keniatas de origen somalí, poniendo en riesgo la seguridad nacional.
“Ni siquiera el Programa
Mundial de Alimentos puede llegar a lugares como Wajir para ofrecer ayuda
humanitaria” por temor a que secuestren o maten a su personal, dijo Abdi.
Ahmed advirtió que “los
keniatas somalíes de la Provincia Nororiental se identifican con sus pares de
Somalia”.
“Aunque Kenia lleva cinco
décadas de estabilidad, la Provincia Nororiental sigue siendo un lugar difícil
para vivir y, puesto que el gobierno ha hecho poco por pacificar a sus
habitantes, estos parecen decididos a volver ingobernable la región, tal como
los somalíes hicieron en su país”, opinó.
Sin embargo, agregó, “el
aumento de armas pequeñas y ligeras que circulan en todo el país no debe
atribuirse solo a la frontera entre Kenia y Somalia; y no solamente los
somalíes están involucrados”.
“Yo participo en tareas de
desarme en el norte de Kenia y soy consciente de que la mayoría de los
contrabandistas de armas son extranjeros, sobre todo rusos y ucranianos. Los
barcos con armas atracan en Somalia, y allí se las almacena para luego
transportarlas a través de África oriental”, describió Ahmed.
“¿Por qué nadie habla de los
problemas fronterizos de Kenia con Etiopía, Sudán e incluso Uganda, que también
son zonas de tránsito de armas peligrosas que llegan desde fuera de la región
través de Somalia?”, preguntó.
Desde el ataque a Westgate,
hay quienes reclaman que se envíe de regreso a su país a los refugiados
somalíes. Hussein Ali, residente en la localidad de Garissa, dijo a IPS que eso
“está profundizando la división entre los keniatas de origen somalí y el
gobierno”.
“¿Cómo es que el gobierno les
dice a los keniatas somalíes que somos un solo país y les pide ayuda para
combatir a Al Shabab, cuando todavía no les garantiza los mismos privilegios
que disfrutan otros keniatas?”, dijo Ali.
Según Ahmed, la Provincia
Nororiental carece de infraestructura y de agua corriente, la atención de salud
es deficiente y los estudiantes deben tomar clase bajo los árboles porque ni
siquiera hay salones.
En su opinión, “los keniatas
somalíes siempre se sentirán más identificados con sus vecinos de Somalia, y
deberían gozar de la misma autonomía que tiene esa etnia en Etiopía” (Fuente:
IPS).
No hay comentarios:
Publicar un comentario