Por:
Ricardo Verástegui López
El ser humano tiene en
general dos formar de hacerse presente en el mundo y en la sociedad: hombre y
mujer.
Hombre y mujer sexuados como
macho y hembra que, desde sus raíces culturales, buscan construir diverso tipo
de relaciones en las sociedades en las que habitan.
Sin embargo, hay seres
humanos sexuados de determinada manera que se comportan de una forma diferente
a lo que ha determinado su mandato genético. Este es el caso de los
homosexuales y las lesbianas que buscan ser reconocidos, a partir de sus
opciones sexuales, con los mismos derechos y obligaciones que los
heterosexuales.
La aparición de estas opciones,
que luchan por abrirse paso en una realidad donde la mayor parte de los seres
humanos establecen sus vinculaciones de manera heterosexual, y más aún bajo
patrones machistas, es vista como extraña y contraria a la naturaleza humana
como si homosexuales y lesbianas no fueran de naturaleza humana, sino sub
humana.
Es importante hacer notar
aquí que estas opciones no se refieren sólo a ser respetados en su inclinación
sexual, sino en la direccionalidad de sus sentimientos hacia quienes aman y con
los o con las que quieren ser felices, como acontece con nosotros los
heterosexuales.
Hay quienes condenan esta
realidad, como si con una condena ideológica o represiva desaparecerá un
fenómeno tan antiguo como el origen de la humanidad y que tiende a extenderse,
cuestionando la visión tradicional de enfocar el comportamiento de los seres
humanos.
Es explicable que una
sociedad impregnada por un pensamiento patriarcal y de ideas religiosas donde
la divinidad (hombre y mujer en su esencia, según los textos “sagrados” que conocemos)
aparece ejerciendo a capricho su voluntad, se resista a aceptar las diferencias
normales en todas las colectividades, y a no reconocer que estas diferencias no
deben significar la aceptación ni la justificación de la desigualdad entre las
personas, sea por creencias, etnia o sexo.
Vencer este pensamiento
patriarcal es un reto que debemos asumir, también los heterosexuales, para no vivir en el oscurantismo de la época
de la Inquisición en pleno siglo XXI.
(*) Ricardo Verástegui López, periodista y consultor en comunicaciones.
Rincón literario de URPI
para los que inspiran sus acciones en la lectura.
Boletín virtual de los sábados.
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