Los cubano-estadounidenses que apoyan la política de apertura a
Cuba no son minoría en Florida, pese a la oposición férrea de muchos políticos
de ese estado, según afirmaron ayer a Efe dos descendientes de cubanos que
asistieron el viernes a la ceremonia de apertura de la embajada de Estados
Unidos en La Habana.
Patrick Hidalgo y
Felice Gorordo estuvieron entre una docena de estadounidenses de origen cubano,
la mayoría de ellos procedentes de Florida, que viajaron a La Habana como
invitados a la ceremonia encabezada este viernes por el secretario de Estado de
Estados Unidos, John Kerry, para izar la bandera estadounidense frente a la
embajada.
Junto a ellos,
asistieron otros cubano-estadounidenses como Carlos Gutiérrez, exsecretario de
Comercio y uno de los pocos republicanos que respaldan la nueva política hacia
Cuba, y el ex congresista demócrata Joe García, quien pisaba la isla por
primera vez en su vida.
"Fue una
experiencia increíble: pudimos ver la culminación del trabajo al que tantos
cubano-estadounidenses han contribuido a lo largo de los últimos años",
aseguró Hidalgo en una conversación telefónica con Efe.
Hidalgo,
cofundador de la empresa Future Partners, trabajó desde Florida en las dos campañas
presidenciales de Barack Obama y asesoró a la campaña de la favorita en las
primarias demócratas para las elecciones de 2016, Hillary Clinton, para su
discurso de finales de julio en Miami, en el que abogó por levantar el embargo
en Cuba.
"Ese tipo de
discursos demuestra que puedes hacer eso en Florida y ganar la mitad del voto o
incluso más. Creo que eso es lo que vamos a ver en los próximos años",
afirmó Hidalgo.
El empresario,
que acudió junto a su hermana Bibi a la ceremonia en La Habana, dice que su
padre se exilió a Florida en 1960, después de llegar Fidel Castro al poder, y
su madre fue "una prisionera política durante 38 días con 17 años, cuando
comenzó la revolución".
No obstante,
ahora ambos apoyan la política de Obama hacia Cuba, pese a formar parte de la
generación que Hidalgo llama el "exilio histórico", aquellos que
llegaron a Estados Unidos en las décadas de 1960 y 1970 y tienden a simpatizar
con la "línea dura" en contra de cualquier acercamiento a la isla.
Hidalgo cree que
hay otros dos grupos de cubano-estadounidenses en Florida: los que nacieron en
Estados Unidos en el último medio siglo y los que llegaron al país a partir de
1980, que tienen ideas políticas diferentes.
Según Hidalgo, el
hecho de que influyentes políticos de origen cubano como el republicano Marco
Rubio o el demócrata Bob Menéndez sigan frontalmente opuestos a cualquier
apertura a Cuba se explica porque muchas de las campañas están financiadas por
el "exilio histórico", pero ese panorama puede cambiar en los
próximos años.
En 2012, Obama
ganó las elecciones con "alrededor del 50 por ciento del voto"
cubano-estadounidense en Florida, casi el triple que lo que logró el demócrata
Al Gore en las elecciones de 2000, después de haber asegurado que estaba
dispuesto a relacionarse con el Gobierno de Raúl Castro, recordó Hidalgo.
Algunos analistas
consideran que, aunque las generaciones jóvenes de cubano-estadounidenses están
a favor de una mayor apertura a Cuba, eso no se refleja en las pautas a la hora
de votar.
Tanto Hidalgo
como Gorordo, quien también estuvo en la ceremonia del viernes, creen que eso
se explica, en parte, porque las nuevas generaciones no votan pensando
únicamente en la posición de los políticos hacia Cuba, sino que tienen muchos
más asuntos en mente.
"Para muchos de los cubanos que vinieron (a Estados Unidos)
hace poco, Cuba no es Fidel o Raúl Castro. Cuba es su primo, su madre, su
hermana, su hermano; aquellos a los que dejaron atrás, y ven esto como una
oportunidad de impulsar las oportunidades de su familia en la isla",
aseguró a Efe Gorordo (Fuente: EFE).
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