El 22 de junio de
1941 daba comienzo la operación
Barbarroja, nombre clave con el que el Tercer Reich llamó a su intento de invasión de la Unión Soviética durante la Segunda Guerra Mundial.
Una invasión que finalmente fue contraatacada por
el Ejército Rojo que
contó con un infalible aliado: el
frío invierno ruso. Pero, hasta el momento de la victoria final, durante
los primeros compases de la invasión alemana la balanza estuvo inclinada del
lado germano, quien pilló por sorpresa a los soviéticos.
Posiblemente muchas de las más de cuatro millones de
muertes que se produjeron se podrían haber evitado de no haber sido porque
desde el Kremlin se desoyó el aviso enviado el 12 de mayo por uno de sus
mejores espías y que advertía de la inminente invasión de la Wehrmacht a
la URSS para el 22 de junio.
Quien facilitó dicha información fue Richard Sorge el hombre que los
soviéticos tenían recabando información en Japón, debido a que una de las
grandes preocupaciones de Stalin era el intento de ataque nipón de la Unión
Soviética a través de la región de Manchuria, en el noreste de China
(zona geográfica limítrofe de la URSS y
Mongolia) que estaba controlada
por los japoneses desde una década atrás.
Sorge había conseguido la fecha exacta del inicio de
la operación Barbarroja gracias
al valioso contacto que había hecho en Tokio, donde conoció y entabló una
profunda amistad con Eugen Ott, embajador del Tercer Reich Tercer Reich en
Japón.
Una de las ventajas con las que Richard Sorge contaba
era su ascendencia y nacionalidad alemana, motivo por el que pudo y supo
moverse alrededor de las élites nazis en la capital japonesa.
La amistad y confianza entre Sorge y Ott permitió que
el espía a sueldo de los soviéticos se moviera con total libertad por la
embajada, accediendo a información confidencial y a los cables y mensajes que
llegaban con noticias sobre los propósitos alemanes.
A pesar de la privilegiada posición de Richard
Sorge a la hora de conseguir valiosa información para los soviéticos y el
impecable trabajo como espía que realizaba, su aviso no fue tomado en
consideración con la atención que requería por parte de Stalin, teniendo en
cuenta que docenas eran los informes que llegaban semanalmente desde los espías
que la URSS tenía repartidos por todo el planeta y en los que cada uno daba
datos diferentes e inconclusos.
La información facilitada por Sorge, a pesar de su
precisión y acierto, se trató como uno más de los muchos mensajes. De no haber
sido así el Ejército Rojo no hubiese sido pillado desprevenido y,
probablemente, cientos de miles de vidas se hubieran salvado.
La URSS tardó dos décadas en
reconocer a Richard Sorge como “héroe de la Unión Soviética” (Wikimedia commons).
Tras el acierto en su informe, una vez llevada a cabo
la operación Barbarroja, Richard Sorge fue escuchado con más atención desde el
Kremlin en los siguientes meses.
Pero el valor y servicio del que se podría considerar
como uno de los mejores espías soviéticos de la IIGM de poco serviría cuando
fue descubierto y detenido el 18 de octubre de 1941 por la policía secreta
japonesa.
El gobierno nipón ofreció un intercambio de
prisioneros con la URSS, entre los que se encontraba Sorge, pero los soviéticos
declinaron el ofrecimiento aludiendo que no era uno de sus hombres y declararon
no conocerlo. No conseguido el canje deseado, esto fue definitivo para que las
autoridades japonesas decidieran ejecutarlo el 7 de noviembre de 1944. Mientras
era ahorcado Richard Sorge gritó unos vivas a la Unión Soviética y a la
Revolución de Octubre.
No fue hasta dos décadas más tarde (1964) cuando la
URSS reconocería el enorme valor que Richard Sorge tuvo para ellos durante la
IIGM, declarándolo ‘héroe de la
Unión Soviética’ (Fuente: Yahoo! Noticias).
No hay comentarios:
Publicar un comentario