"Se terminó la
fiesta", una frase tan simple como elocuente pronunciada esta semana por
el uruguayo Enrique Iglesias, ex titular de la CEPAL y del BID, describe a la
perfección la actual coyuntura de Latinoamérica, no solo económica.
De la bonanza generada sobre
todo por unas materias primas a precios de oro, hoy significativamente
recortados, queda poco y los países de la región presentan en conjunto un
panorama sombrío.
La inestabilidad de los
mercados en China, la perspectiva de una subida de los tipos de interés en
EE.UU. y la debilidad de las monedas locales frente al dólar también
contribuyen a un panorama que Iglesias, también ex secretario general
iberoamericano, definió como "una gran caja de sorpresas".
La Comisión Económica para
América Latina y el Caribe (CEPAL) calcula un crecimiento regional para este
año de solo un 0,5 % y pronostica contracciones en Venezuela (-5.5 por ciento ) y Brasil (-1.5 por ciento) que arrastrarán a Sudamérica
a un resultado negativo (-0.4 por ciento).
Mientras organizaciones
internacionales advierten del inminente riesgo de una crisis humanitaria en
Venezuela, un país afectado de lleno por la caída de los precios del petróleo,
en Brasil crece cada día el gran escándalo de la corrupción en Petrobras y
otras empresas públicas.
A la vez que aumenta a niveles
inéditos la desaprobación a la presidenta Dilma Rouseff. Según una reciente
encuesta, solo un 8 por ciento de los
brasileños cree que lo está haciendo bien, frente a un 71 por ciento que
desaprueba su gestión.
Rousseff, que ya ha tenido que
tomar medidas de ajuste económico, está perdiendo además el apoyo de los
partidos que componen la plataforma oficialista y hay fuerzas de oposición que
quieren someterla a un juicio político, todo esto a falta de un año para los
Juegos Olímpicos en Río de Janeiro.
Aunque el contexto económico
chileno es mejor, la presidenta Michelle Bachelet también pasa por una crisis
de popularidad. Su aprobación (26 por ciento) es mayor a la de Rousseff, pero
el rechazo que despierta está casi a la par (70
por ciento).
El desencanto de los chilenos
es con la política en general y tiene que ver también con la corrupción, pues
este año quedaron al descubierto casos de financiación irregular y tráfico de
influencias en un país que en cierto modo se creía inmune a este problema.
En el frente exterior Chile se
encuentra con que el Gobierno de Bolivia ha intensificado su reclamo de un
acceso soberano al mar por territorios que hasta fines del siglo XIX fueron
bolivianos y hoy son chilenos.
El Gobierno de Evo Morales no
tiene que preocuparse por el crecimiento económico por ahora - la CEPAL prevé
un 4,5 por ciento de expansión para 2015
-, pero el precio del gas que exporta a Brasil y Argentina está ligado al del
crudo y las exportaciones del país están disminuyendo, el mismo problema que
padecen ya países como Uruguay y Colombia.
Además, pese a su popularidad,
Morales también ha sentido el descontento. La ciudad de Potosí le echa en cara
no cumplir sus promesas electorales y acaba de realizar una huelga de 27 días
para reclamar inversiones y proyectos que fomenten el desarrollo.
En Ecuador, país productor de
petróleo, también se siente la baja de los precios y hay sectores que no están
contentos con la gestión del presidente Rafael Correa.
Después de las protestas
registradas en junio contra dos proyectos de ley para elevar los impuestos,
desde el pasado sábado una marcha indígena recorre el país en rechazo a algunas
políticas del Gobierno y espera unirse en Quito a los gremios convocantes de un
paro general para el 13 de agosto.
En Honduras el gobierno de
Juan Orlando Hernández ha propuesto un diálogo nacional sin condiciones después
de que surgiera el movimiento "Oposición Indignada" que desde mayo
pasado organiza marchas de protesta contra la corrupción y la impunidad.
Algo similar ocurre en
Guatemala, donde, después del estallido de varios escándalos de corrupción, se
registran manifestaciones para pedir la renuncia del presidente Otto Pérez
Molina y la postergación de las elecciones de septiembre.
En Nicaragua, con una economía
que va viento en popa según las previsiones de la CEPAL, la oposición se
manifiesta los miércoles para pedir unas "elecciones limpias" y en El
Salvador las pandillas tienen en jaque
al transporte público, y por ende a los ciudadanos, con sabotajes, asesinatos
de chóferes y amenazas.
La nueva fuga del narcotraficante
Joaquín "El Chapo" Guzmán es la pesadilla del Gobierno mexicano. La
popularidad del presidente Enrique Peña Nieto ha caído con lo que se considera
una prueba más de los fuertes nexos entre delincuentes y funcionarios
corruptos, mientras la bajada del crudo hace descender los ingresos del país y
dificulta la puesta en marcha de las reformas.
En Argentina los problemas
económicos y los de toda otra índole, así como el inevitable ajuste, están
aparcados hasta las elecciones de octubre, que están precedidas de una sucia
campaña.
En este complicado panorama,
Puerto Rico aparece como la "Grecia" de Latinoamérica, aunque sus
problemas financieros, al contrario que los de los helenos, no parecen
preocuparle a nadie.
Estados Unidos mira para otro
lado ante el primer impago de la enorme deuda de las corporaciones públicas de
su estado libre asociado, que suma casi 73 mil millones de dólares y que el
Gobierno de la isla ya ha dicho que no podrá pagar en las condiciones
estipuladas (Fuente: EFE).
No hay comentarios:
Publicar un comentario