Hace un tiempo, os hablaba en este blog de la historia de “La Rosa Blanca”, el grupo de jóvenes
cristianos que a través de protestas cívicas y pacíficas hicieron frente al
régimen nazi.
En la entrada de hoy en Cuaderno de Historias os traigo el relato de otro de esos actos
heroicos y anónimos y cuya fotografía pasó prácticamente desapercibida en su
día (1936). Ocho décadas después (y gracias a la grandeza de internet) ha dado
la vuelta al mundo, convirtiéndose en todo un icono y ejemplo para las nuevas
generaciones que protestan contra el abuso y la injusticia y luchan por un
mundo mucho mejor.
El protagonista de nuestro post de hoy se llamaba August Landmesser y pasará a la
Historia por aparecer en una fotografía
en la que sale con los brazos cruzados en un acto en el que estaba presente
Adolf Hitler, mientras centenares de personas saludaban con el brazo
alzado.
Fue un acto de protesta y rebeldía contra un modelo de régimen político
con el que no estaba de acuerdo y que años después le reportaría grandes
problemas a él y su familia.
Por aquella época August Landmesser trabajaba como obrero en los
astilleros de Blohm und Voss (Hamburgo),
un puesto de trabajo que había conseguido gracias a su afiliación al Partido
Nacionalsocialista en 1931, a pesar de ser unos ideales a los que no era afín,
pero muy necesario pertenecer y tener el carné si se quería acceder a un empleo
estable en unos años en los que el poder y control de los nazis era total y
absoluto.
August se había casado en 1935 con Irma Eckler, una mujer de ascendencia judía, pero la aprobación
por parte del gobierno de la Ley de Protección de la Sangre Alemana y el Honor
Alemán invalidaba el matrimonio colocándolos en una peligrosa posición y
figurando la relación entre ambos, desde aquel momento, como extraconyugal, lo
que les hacía estar fuera de la ley y más al tratarse de una persona aria y
otra judía.
Fue entonces cuando el 12 de
junio de 1936 se produjo el acto en el que Adolf Hitler fue a presidir en los astilleros de Blohm und Voss la
botadura del nuevo velero Horst Wessel
y tras su llegada todos los presentes alzaron su brazo derecho a modo de saludo
a su Führer, todos menos uno: August
Landmesser, quien se quedó con los brazos cruzados, como un modo de
protesta pacífica hacia la injusticia que había sufrido junto a su amada Irma y
su recién nacida hija Ingrid (un año después tendrían una segunda hija Irene).
A partir de ahí empezó un auténtico calvario para la familia Landmesser,
teniendo que pasar por innumerables juicios y siendo finalmente separados: una
de las niñas se quedó con la abuela, la otra fue a parar a un orfanato y August
e Irma a un campo de trabajo diferente. Jamás volverían a estar juntos.
La última noticia que se tuvo de August Landmesser es de 1941, cuando
tras salir de prisión fue enviado a combatir a la guerra y allí se le dio por
desaparecido.
No fue hasta el año 1991 en el
que de una manera casual Irene
Landmesser descubrió en un diario alemán la fotografía e identificó a su padre como el hombre de los
brazos cruzados que tantas décadas llevaba en el anonimato (Por: Alfred
López, Cuaderno de Historias, Blogs Yahoo! Noticias. Fuentes: postiar/washingtonpost).
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