Lissie Sunny no era un nombre
conocido en India. Pero eso cambió cuando esta mujer, que trabaja desde hace
más de 25 años arrancando hojas de té en las laderas montañosas del sur de este
país, se cansó y arremetió contra una de las compañías de té más poderosas del
mundo.
La delgada Sunny, de 47 años y
trabajadora de la localidad de Munnar, en el austral estado de Kerala, realizó
junto a 6.000 compañeras más varias manifestaciones por sus derechos y contra
la explotación que aseguran haber sufrido durante años.
"En los
últimos tiempos hubo una serie de huelgas lideradas por mujeres. Los sindicatos
establecidos no tuvieron que ver. La mayoría de estas luchas tuvieron éxito
aplicando estrategias de movilización innovadoras y con apoyo externo de los
círculos sindicales tradicionales”: K. Sahadevan.
La política sindical nacional,
dominada históricamente por dirigentes varones que excluían a las mujeres,
estaba a punto de cambiar.
Sunny lideró las semanas de
protestas en las plantaciones Kanan Devan Hills, controladas por la empresa
trasnacional india Tata, donde las jornaleras no solo enfrentaban la represión
ante el creciente malestar por la explotación sufrida sino también la
discriminación de género en el sector del té en general.
Sunny ayudó a formar la
organización de trabajadoras Unidad de la Mujer, más conocida como Pompilai
Orumai (PO), que incluso se presentó a las elecciones locales a principios de
este mes y ganó tres escaños. Tras los comicios, la líder fue elegida
formalmente como presidenta de PO.
Aunque la extraordinaria
rebelión de las mujeres de Munnar inicialmente se dirigió contra la decisión
del sindicato de reducir la bonificación anual que reciben las recolectoras de
té, la revuelta tiene raíces más profundas.
“Los sindicatos han estado
engañando a los trabajadores durante generaciones. Tienen un arreglo mutuo con
los jerarcas de la compañía del té. Los dirigentes (sindicales) llevan una vida
extravagante. Reciben casas de la compañía en las que viven de manera gratuita.
Sus hijos obtienen una buena educación y empleos gracias a los dueños de las
plantaciones”, denunció Sunny.
La industria del té, que
utiliza mucha mano de obra, es notoria por los salarios bajos y las condiciones
de explotación. Los trabajadores reciben menos de 3,50 dólares por jornada de
trabajo, que se extiende desde las ocho de la mañana hasta el anochecer.
“Eso es la mitad de lo que
recibe un obrero asalariado en Kerala. Las trabajadoras viven en condiciones
infrahumanas, duermen en chozas de una sola cama, sin aseos ni otros servicios
básicos “, explicó a IPS.
Las trabajadoras acusan a los
dirigentes sindicales de ignorar los derechos y beneficios de las mujeres,
mientras se aseguran buenos empleos y beneficios financieros para sus
familiares y dependientes.
Meenu Ammal, una trabajador
analfabeta, afirma que una mafia sindical controla las plantaciones de té y
recibe grandes cantidades de dinero de los propietarios.
“La mayoría de los
trabajadores varones hacen un mal uso de sus ingresos sin tener en cuenta la
educación de los niños y las necesidades médicas de sus familias. Los
sindicatos no han hecho nada para impedir que los hombres beban alcohol”,
sostuvo.
“Además, los dirigentes
siempre se las arreglan para mantener sus puestos de trabajo cuando algunos
propietarios abandonaron sus plantaciones tras el colapso de los precios del té
hace unos años”, destacó.
La
“Revolución del Jazmín”
Activistas de derechos humanos
denominaron a la movilización la “Revolución del Jazmín” – por el té al que se
agregan flores de esa planta – en el sector de las plantaciones de India, que
todavía padece las secuelas de la época colonial.
Sahadevan, un conocido
activista de Kerala, dijo a IPS que se está formando una nueva tendencia entre
las mujeres, que reclaman mejores salarios y buscan asegurar otros derechos de
las trabajadoras.
“En los últimos tiempos hubo
una serie de huelgas lideradas por mujeres. Los sindicatos establecidos no
tuvieron que ver. La mayoría de estas luchas tuvieron éxito aplicando estrategias
de movilización innovadoras y con apoyo externo de los círculos sindicales
tradicionales. Las mujeres están perdiendo la fe en los dirigentes sindicales
patrocinados por los partidos políticos”, aseguró.
Los investigadores en estudios
de género dicen que la rebelión de las trabajadoras debe estudiarse junto con
la condición de la mujer en Kerala, donde los índices de desarrollo, como la
alfabetización, son muy altos en comparación con otras partes del país.
Sreelekha Nair, una
investigadora de estudios de la mujer en Thiruvananthapuram, opinó que la
huelga de las trabajadoras del té es una lucha histórica que debe ser
reconocida por su aspecto de género.
“La insurrección es apenas un
indicio de la fuerza de trabajo femenina apropiándose de la lucha por sus
derechos. Es cierto que existe un espacio en Kerala para que la fuerza de
trabajo unida entre en huelga. Este espacio fue creado por la cultura sindical
establecida y por una especie de visión progresista hacia los trabajadores”,
comentó.
“Y cuando este espacio es
reclamado por un grupo (de mujeres), resulta ser un shock para el régimen y los
dispositivos existentes que se ocupan de las huelgas. Esa es la razón por la
cual el gobierno tiene que ir a toda marcha para encontrar una manera nueva de
lidiar” con el fenómeno, explicó Nair.
Desde Nueva Delhi, los
observadores comentan que la inédita rebelión femenina en Munnar ha
desconcertado a los sindicatos y a los expertos en gestión de todo el país, y
despertó gran interés en los trabajadores del té de los estados de Assam,
Bengala Occidental, Tamil Nadu y Karnataka.
Siva Prasad, un experto en
leyes laborales, dijo que los sindicatos establecidos en el país son dirigidos
por hombres que no velan por las mujeres trabajadoras, estén en sectores sindicalizados
o no.
“Los trabajadores no
sindicalizados reciben bajos salarios y trabajan en condiciones deplorables. La
lección que nos enseña la huelga (de Munnar) es que la lucha unida por los
derechos beneficiará a las mujeres en general, y que no será fácil que las
trabajadoras sean engañadas por los dirigentes sindicales con respaldo
político”, vaticinó (Fuente: k.S. Harikrishan, IPS).
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