Por:
Ricardo Verástegui López
LA TERNURA TIENE TU NOMBRE
Y EL LATIR DE TU CORAZÓN
EL SONIDO DE PROFUNDAS
MELODÍAS,
PLENAS DE UN AMOR MÁS INMENSO
QUE TODOS LOS MARES Y TODOS
LOS OCÉANOS.
EL ROCÍO MATUTINO,
PEQUEÑOS DIAMANTES QUE BRILLAN
EN EL MÁGICO JARDÍN DONDE
JUEGAN
INOCENTES NIÑOS Y NIÑAS,
BROTA DE TUS LÍMPIDOS OJOS
QUE VEN MÁS ALLÁ DEL TIEMPO.
TUS LABIOS,
BORDES DE UN CALIZ
EN EL QUE REBASA BURBUJEANTE
EL LICOR QUE BEBEN LOS
AMANTES,
ENROJECEN CELOSOS
CUAL GUARDIANES DE UN HUERTO
DONDE LA FELICIDAD SE ESCONDE.
(*) Periodista peruano.
Foto:
D.R.
Rincón literario de URPI
para los que inspiran sus acciones en la lectura.
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