Conmoción, dolor y muchas
lágrimas. Alemania llora la pérdida de
Tugce Albayrak, una estudiante de 23 años y de origen turco, que en dos
semanas ha pasado de ser una completa desconocida a una de las personas más queridas en todo el país por su
valentía y su lucha contra el machismo más retrógrado que hace unos días
apareció con toda su virulencia en Offenbach. Su muerte, el pasado 28 de noviembre, el día de su cumpleaños, a
causa de los golpes que recibió, hace que hoy el mundo sea un poquito peor de
lo que lo era ayer.
Pero para conocer la historia
de esta joven hay que remontarse un poco atrás. Exitosa estudiante de medicina,
Tugce estaba ilusionada ante los cambios que se presentaban en su vida. Estaba comprometida con su novio y tenía pensado
casarse el año que viene, pero todos sus sueños y esperanzas se
torcieron una noche de madrugada después de salir de fiesta con sus amigos.
Esperaban la cola en un
restaurante de comida rápida cuando la muchacha escuchó gritos en el baño y decidió acudir a ver qué estaba
pasando. El panorama que encontró allí no fue precisamente agradable.
Dos jóvenes estaban intentando abusar de dos chicas que estaban en estado
de ebriedad, Tugce dio la voz de alarma y lograron liberar a las jóvenes
y echar a los acosadores del local, pero uno de ellos no iba a perdonar a la salvadora.
Manifestantes, con fotos de
Tugce, se reúnen para recordarla.
Cuando la muchacha salió del
establecimiento recibió un golpe
en la cara y cayó al suelo: una
fractura en la base del cráneo y una hemorragia cerebral la
dejaron en coma durante dos semanas, unos días angustiosos en los que casi todas las oraciones en Alemania
fueron destinadas a ella.
Pero no pudo sobrevivir. Estaba en muerte cerebral como
consecuencia de sus heridas y el día en el que cumplía los 23 años sus padres decidieron desconectarla de la
máquina que aún la unía a la vida. No sólo moría una estudiante de medicina,
sino también un símbolo de que todavía queda mucho camino por recorrer en la
lucha contra la violencia machista.
Tugce no pudo llegar a ver
cómo su agresor, de sólo 18
años, era detenido. Tampoco las reticencias de las jóvenes a las que
salvó a denunciar por el miedo que aún tienen. Pero seguro que de alguna manera
le llegó el apoyo de las miles de
personas que se concentraron en las calles alemanas y delante del
hospital para rendirle un sentido homenaje, para darle las gracias por su
valentía, para despedirse de una
mujer que con toda la vida por delante se encontró con la barbarie y la
irracionalidad más profunda.
Ahora, una petición a través
de Change.org, que ya ha recogido más de 130 mil firmas, pide que se le conceda
a la muchacha la medalla por el mérito civil de Alemania. Pero por muchos
merecidos reconocimientos que reciba, no
hay consuelo para un país que no entiende cómo un acto tan loable pudo
terminar de la peor de las maneras posibles. Desde el viernes, Tugce ya forma
parte de la memoria de todos y cada uno de los alemanes (Fuente: Gaceta de Trotamundos.
Fotos: Facebook, AP).
No hay comentarios:
Publicar un comentario