Por:
César Vallejo
Viejo Osiris! Llegué hasta la
pared
de enfrente de la vida.
Y me parece que he tenido siempre
a la mano esta pared.
Soy la sombra, el reverso:
todo va
Bajo mis pasos de columna
eterna.
Nada he traído por las
trenzas; todo
Fácil se vino a mí, como una
herencia.
Sardanápalo. Tal, botón
eléctrico
de máquinas de sueño fue mi
boca.
Así he llegado a la pared de
enfrente;
y siempre esta pared tuve la
mano.
Viejo Osiris! Perdónote! Que
nada
alcanzo a requerirme, nada,
nada…
(*) Vate vanguardista peruano.
Foto:
D.R.
Rincón literario de URPI
para los que inspiran sus acciones en la lectura.
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