Un periodista y un politólogo
alemán se han dedicado a recopilar todos
los tópicos, mitos y chovinismos publicados en la prensa alemana sobre
griegos, españoles y portugueses. La obra recoge los mejores de este tipo que
se han publicado en este país hasta conseguir que la opinión pública crea que
los griegos, también los españoles y los portugueses, son vagos, vividores, personas que no saben
ahorrar y los culpables de la crisis.
El título del libro, ¡Vended
vuestras islas, griegos arruinados!, está tomado de un titular del diario
Bild, el más leído en Alemania. Son todo descripciones de los pueblos, países o
estados, en términos s peyorativos, pura retórica del nacionalismo. En el
prólogo del libro se cita un sondeo elaborado en Alemania en el cual un 77 por ciento de de los encuestados piensa
que España es un país “no moderno” o “pre moderno” y 4 de cada 10
alemanes opinan que “los españoles son ociosos y perezosos y no les gusta
trabajar”.
Los autores son Stephan
Kauffman e Ingo Stützle, ambos de la Fundación Rosa Luxemburgo. Su propósito ha
sido derribar todos los estereotipos que se han vertido sobre Grecia al tiempo
que se la obligaba a tomar medidas económicas que han provocado reducir el PBI del país en una quinta parte.
“Una destrucción sin precedentes en tiempos de paz”, advierten en la
introducción.
Una de las mentiras más
llamativas, según cuenta Valenciaplaza.com, es la de que los griegos “tienen
muchas vacaciones”. Los autores explican que, de acuerdo con la agencia europea
Eurofound, los trabajadores griegos tenían antes de la crisis un promedio de 23
días de vacaciones por año, mientras que los propios alemanes disfrutaban de 30, los que más de toda Europa. Con
las fiestas de guardar el resultado sería el mismo.
Tradicionalmente, los alemanes
han criticado sobre España costumbres de antaño, como la siesta. Sin embargo,
también queda al descubierto cuánto tiene de mito. Un estudio de la revista
científica Neurology revelaba que los europeos que más duermen la siesta no son
españoles, ni portugueses, sino alemanes. Incluso los ingleses se echan más
cabezaditas después de comer que los españoles. Según este trabajo, el 22 por
ciento de los alemanes asegura que
duerme la siesta al menos tres veces por semana. Ahí se sitúan como líderes
indiscutibles, muy por encima de los italianos, en segundo lugar con un 16 por
ciento, y de los británicos, en la tercera plaza con un 15 por ciento de
respuestas afirmativas. España y
Portugal quedan relegados al cuarto y quinto puesto.
Otro cliché es el de la
actitud hacia el trabajo. Pero la jornada laboral es más larga en España que en
el resto de Europa. Las dos o tres horas de interrupción para la comida, han
llevado a más de uno, y más de dos, a creer que los españoles son más vagos. El
problema radica en la organización de esa jornada laboral. Desde hace meses el
Gobierno trabaja para darle una solución tras la aprobación del informe para la Racionalización de los Horarios que
recomienda al Gobierno implantar el horario británico en España como una de las
fórmulas para acabar con los «tiempos muertos» de la jornada laboral española.
Otro de los mitos que trata de
desmontar el libro es el de las pensiones. “Estamos pagando las pensiones de
lujo de los griegos” se decía en Alemania. Pero según la OCDE, antes de la
crisis, la pensión media griega era el 55 por ciento del promedio de las
pagadas en la zona euro. “Dos terceras partes de los pensionistas griegos
llegaban a fin de mes con menos de 600 euros”.
Con el rescate todas las
pensiones bajaron. Lo mismo servía para los sueldos. Grecia, siguen los
autores, tenía un salario medio que era un 73 por ciento de la media de la zona
euro. Una cuarta parte de los empleados griegos ganaban menos de 750 euros al
mes. Los maestros, tras quince años de experiencia, ganaban un 40 por ciento que
su igual en Alemania.
En cuanto al plan de rescate y
la financiación de Grecia y del resto de estados que han necesitado rescate, el
libro concluye que el gobierno federal alemán no toma el dinero de los rescates
del contribuyente, sino que lo pide prestado a un 1 o un 3 por
ciento de interés y lo envía a Grecia a un 4,2 por ciento, un 5,8 por ciento a
Irlanda y un 6 por ciento a Portugal. De modo que el autor sentencia: “Sucede
justo al revés. Es Grecia quien, a fin de cuentas, paga a Alemania” (Fuente:
IDNet Noticias).
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