El papa Francisco dijo ayer
que monseñor Óscar Arnulfo Romero, beatificado el sábado, siguió el
"ejemplo de Jesús" al elegir estar "en medio de su pueblo"
en una declaración tras el dominical rezo del Ángelus.
El arzobispo de San Salvador,
recordó el pontífice, resultó muerto "mientras estaba celebrando la eucaristía.
Este pastor dedicado, con el ejemplo de Jesús, eligió estar en medio de su
pueblo, especialmente los pobres y los oprimidos, a costa de su vida".
El papa recordó la figura del
nuevo beato salvadoreño junto con la de la monja italiana Irene Stefani,
misionera que también fue beatificada ayer y que "sirvió al pueblo keniano
con alegría, misericordia y tierna compasión".
De ambos el papa elogió su
"ejemplo heroico", que suscitan entre los cristianos "el vivo
deseo de testimoniar el Evangelio con valor y abnegación".
Romero (1917-1980) fue
beatificado en su natal El Salvador, en un acto de masas en que se resaltó su
amor por los pobres y lucha por la justicia.
Fue beatificado en una
ceremonia presidida por el cardenal Angelo Amato, enviado del papa Francisco,
quien en febrero pasado aprobó el decreto que reconocía el "martirio"
del arzobispo de San Salvador, asesinado por "odio a la fe".
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