Una oleada de atentados
sacudió hoy tres continentes con una balance provisional de más de 50 muertos,
después de que hace cuatro días el grupo terrorista Estado Islámico (EI)
instara a los musulmanes a llevar a cabo ataques con motivo del mes de ayuno
del ramadán.
Túnez, Francia y Kuwait fueron
hoy los objetivos de supuestos ataques terroristas y fue el país norteafricano
el que sufrió el ataque más sangriento, con al menos 27 muertos y seis heridos
en un asalto contra hoteles en la localidad turística de Susa, al sur de la
capital, informaron a Efe fuentes de Seguridad.
Dos hombres armados abrieron
fuego de forma indiscriminada contra las personas que se encontraron, entre
ellos algunos turistas extranjeros.
Los hoteles afectados son el
"Imperial Marhaba", de la cadena española Riu, que dijo en un
comunicado que se registraron 27 muertos, y el vecino "Muradi Palm
Marinay".
Los hombres "entraron con
fusiles en el hotel y abrieron fuego contra las personas que encontraban a su
paso", explicaron a Efe testigos que se encontraban en uno de los
establecimiento.
En el ataque, uno de los
terroristas resultó muerto mientras el segundo es perseguido por las fuerzas de
seguridad.
El presidente del Gobierno
español, Mariano Rajoy, anunció que esta tarde se reunirán representantes del
Gobierno, del PP y del PSOE en el marco del pacto contra el terrorismo
yihadista, tras el ataque contra el hotel de la cadena española.
Este atentado en Túnez se
produce tres meses después del que se produjo el 18 de marzo y en el que 22
turistas extranjeros murieran acribillados por varios yihadistas en el museo El
Bardo de la capital.
Pero no ha sido el único
atentado en un día que comenzó con el hallazgo en el sureste de Francia de un
hombre decapitado a la entrada de una fábrica en la que se produjo una
explosión por la colisión de un vehículo contra varias bombonas de gas.
Al menos dos personas
resultaron heridas en este atentado, cometido presuntamente por Yasin Sali, de
35 años y vinculado a movimientos salafistas, razón por la que fue vigilado por
los servicios de inteligencia franceses de 2006 a 2008.
Sali fue detenido por un
bombero cerca del lugar del atentado, en el que se hallaron banderas
supuestamente islamistas.
El sospechoso trabajaba como
chófer en una empresa de reparto, según confirmó su esposa y madre de sus tres
hijos a la emisora de radio francesa "Europe 1", antes de ser
detenida por la policía.
El vehículo con el que el
supuesto terrorista entró para atentar en la fábrica de Air Products, en
Saint-Quentin Fallavier, cerca de Lyon, estaba autorizado para entrar en la
empresa, por lo que no levantó sospechas.
El hombre decapitado hallado
en la fábrica era el gerente de la empresa de reparto en la que trabajaba el
supuesto autor del crimen, informaron fuentes cercanas a la investigación.
Tras producirse el atentado,
el presidente francés, Francois Hollande, abandonó el Consejo Europeo en
Bruselas para volver a París y convocar en el Elíseo una reunión del Consejo
Restringido de la Defensa.
"La intención del hombre
era provocar una explosión y no hay duda que se trata de un ataque de
naturaleza terrorista, dado que además ha sido encontrado un cadáver decapitado
con inscripciones", explicó Hollande en conferencia de prensa antes de
trasladarse a París.
Hollande expresó además el
apoyo de su país a su homólogo tunecino, Beji Caid Essebsi, y acordó reforzar
la colaboración bilateral contra el terrorismo.
Por su parte, el primer
ministro francés, Manuel Valls, acortó su estancia en Bogotá, donde había
comenzado ayer un viaje oficial, y anuló su siguiente escala, en Ecuador.
Y el tercer objetivo de los
terroristas hoy fue Kuwait, donde el grupo yihadista Estado Islámico (EI)
asumió la autoría de un atentado perpetrado contra una mezquita chií en la
capital kuwaití, que ha causado 25 muertos y 202 heridos.
Según un comunicado difundido
en internet y cuya autenticidad no ha podido ser verificada, el grupo
terrorista asegura que el ataque fue perpetrado por un suicida que portaba un
cinturón cargado de explosivos.
Una jornada negra de atentados
que ha provocado numerosas reacciones, entre las que destaca la del
expresidente francés Nicolás Sarkozy, que aseguró que los autores del asalto
cerca de Lyon han declarado la guerra no solo a Francia y a la democracia, sino
"a la civilización".
El presidente del Gobierno
español, Mariano Rajoy, reiteró desde Bruselas su más enérgica condena ante
acciones de este tipo y alertó de que "la barbarie y la sinrazón golpean a
todos por igual" y todos deben colaborar en la erradicación de esta lacra
(Fuente: EFE. Foto: Yahoo. Noticias).
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