La Batalla
de Manchuria, que tuvo lugar entre el 8 y el 25 de agosto de 1945, está
considerada como la última batalla
llevada a cabo en la Segunda
Guerra Mundial. Se trató de una invasión de la región de Manchuria, en
el noreste de China (zona geográfica limítrofe de la URSS y Mongolia),
llevada a cabo por el ejército soviético con el fin de hacerse con el control
de la misma, en manos del Imperio Japonés desde principios de 1931.
La operación bélica fue fruto
de la palabra dada por Stalin a
sus socios Churchill y Roosevelt durante la Conferencia
de Yalta, celebrada del 4 al 11 de febrero de 1945 en las postrimerías de la
IIGM, donde se comprometió a intervenir en la guerra contra Japón (poniendo así
fin al pacto de neutralidad con el país nipón, firmado en 1941) antes de que
pasasen tres meses tras la rendición
de Alemania y la caída del Tercer Reich.
Los soviéticos supieron elegir
el momento y Japón recibía la invasión de Manchuria tan solo dos días después de sufrir el lanzamiento de la
bomba atómica sobre Hiroshima (y
un día antes de la de Nagasaki),
algo que fue determinante para el posterior desarrollo de la batalla a lo largo
de las siguientes semanas.
Pero antes de haber firmado el
mencionado pacto de neutralidad, soviéticos y japoneses estuvieron enfrentados
bélica y diplomáticamente. Aquella zona de China invadida en los años treinta
por Japón era de especial interés para los rusos, quienes mantuvieron una serie
de contactos secretos con los chinos y se pasaron información de un lado a
otro.
Tras la invasión japonesa de
Manchuria se construyó en 1933 un túnel secreto, de 55 kilómetros de
distancia, en la provincia de Heilongjiang, el punto más al noreste de China, y
a través del cual los correspondientes servicios de inteligencia de Moscú y
Pekín estuvieron intercambiando informes sobre la situación de los japoneses en
la zona.
Para la construcción de dicho
túnel se utilizó una cantidad incalculable de chinos, rusos y coreanos, de los
que fallecieron más de un millón.
Pero el túnel no fue lo único
que se construyó en la región en aquella época. Los propios japoneses
utilizaron a más de tres millones de esclavos para construir una serie de
fortalezas subterráneas con el fin de prepararse para una esperada guerra
contra la URSS.
En los últimos años mucho se
había estado especulando sobre la posibilidad de la existencia del mencionado
túnel, pero no ha sido hasta fechas recientes cuando se ha dado a conocer
públicamente, dejando de ser un secreto oficial después de más de ocho décadas (Fuente:
Yahoo! Finance/ Siberian Times).
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