Con mantas, carpas y plásticos para
guarecerse de la lluvia, pero también con "corazones ardientes", pasaron la noche decenas de miles de fieles llegados al Parque
Bicentenario de Quito
para asistir hoy a la misa multitudinaria que oficiará el papa
Francisco.
"Vamos a soportar", porque "Cristo pasó mucho más que esto... Cuánto sufrió en el desierto. Para nosotros esto es muy poco", comentó ayer Rosiel Moreira, agente de pastoral de la parroquia Cristo Salvador, de Pichilata, en la ciudad andina de Ambato, quien llegó junto a un centenar de feligreses para ver al "santo papa", como se refirió a Francisco.
Los seguidores del pontífice, muchos de ellos llegados de otras provincias y hasta de Perú y Colombia, países vecinos, se diseminaron por la enorme extensión cuando se abrieron los accesos, pero su llegada coincidió con un aguacero que enfrió la tarde, aunque no el entusiasmo de la gente.
Mientras se instalaba con su grupo sobre el césped mojado, Moreira hizo una pausa para comentar la importancia de la visita papal "en un momento tan duro que el país está viviendo en lo económico y lo político. Pero pienso que solamente la presencia de él va a servir para que bajen las tensiones, para que se calmen las aguas y el país siga adelante, como hasta ahora está caminando".
Ecuador vivió hasta vísperas de la llegada del papa cerca de un mes de manifestaciones en rechazo a varios proyectos legislativos que hubieran elevado los impuestos sobre las herencias y la plusvalía.
Entre cánticos, oraciones y algunos bailes que ayudaban a atenuar el frío, los feligreses fueron ocupando el parque, preferentemente la zona que se extiende ante el gran templete construido para la celebración de la misa.
Cris Ramos, una estudiante universitaria de Quito no ocultaba su entusiasmo ante esta "fiesta católica", que aseguró que vive "con mucha alegría".
La presencia de Francisco en su país, que forma parte de una gira que también lo llevará a Bolivia y Paraguay, es "una experiencia única" y un "regalo" que agradece "a la vida y a Dios", dijo la joven al recordar como anteayer, cuando el pontífice llegó a Quito, sintió que su corazón "quería salirse del pecho".
Se espera que cientos de miles de personas asistan a la misa del papa en el Parque Bicentenario, que estará precedida por un encuentro en el mismo lugar entre el pontífice y los obispos, al que seguirá un recorrido en papa móvil entre el público que, con seguridad, servirá para tornar en calor el frío de la noche (Fuente: EFE. Foto: D.R.)
"Vamos a soportar", porque "Cristo pasó mucho más que esto... Cuánto sufrió en el desierto. Para nosotros esto es muy poco", comentó ayer Rosiel Moreira, agente de pastoral de la parroquia Cristo Salvador, de Pichilata, en la ciudad andina de Ambato, quien llegó junto a un centenar de feligreses para ver al "santo papa", como se refirió a Francisco.
Los seguidores del pontífice, muchos de ellos llegados de otras provincias y hasta de Perú y Colombia, países vecinos, se diseminaron por la enorme extensión cuando se abrieron los accesos, pero su llegada coincidió con un aguacero que enfrió la tarde, aunque no el entusiasmo de la gente.
Mientras se instalaba con su grupo sobre el césped mojado, Moreira hizo una pausa para comentar la importancia de la visita papal "en un momento tan duro que el país está viviendo en lo económico y lo político. Pero pienso que solamente la presencia de él va a servir para que bajen las tensiones, para que se calmen las aguas y el país siga adelante, como hasta ahora está caminando".
Ecuador vivió hasta vísperas de la llegada del papa cerca de un mes de manifestaciones en rechazo a varios proyectos legislativos que hubieran elevado los impuestos sobre las herencias y la plusvalía.
Entre cánticos, oraciones y algunos bailes que ayudaban a atenuar el frío, los feligreses fueron ocupando el parque, preferentemente la zona que se extiende ante el gran templete construido para la celebración de la misa.
Cris Ramos, una estudiante universitaria de Quito no ocultaba su entusiasmo ante esta "fiesta católica", que aseguró que vive "con mucha alegría".
La presencia de Francisco en su país, que forma parte de una gira que también lo llevará a Bolivia y Paraguay, es "una experiencia única" y un "regalo" que agradece "a la vida y a Dios", dijo la joven al recordar como anteayer, cuando el pontífice llegó a Quito, sintió que su corazón "quería salirse del pecho".
Se espera que cientos de miles de personas asistan a la misa del papa en el Parque Bicentenario, que estará precedida por un encuentro en el mismo lugar entre el pontífice y los obispos, al que seguirá un recorrido en papa móvil entre el público que, con seguridad, servirá para tornar en calor el frío de la noche (Fuente: EFE. Foto: D.R.)
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