En una entrevista
concedida al doctor Danilo Sánchez Lihón por el Día de la Ciencia y la
Tecnología, el doctor en Física Nuclear en la Universidad de París, Modesto
Montoya Zavaleta, afirma que los niños tienen las características completas de
un científico.
El doctor Montoya
Zavaleta, quien es a la vez científico en el Instituto Carnegie Mellon de Pittsburg, del Laboratorio Nacional de
Berkeley, de la Comisión de Energía Atómica de Francia, del Instituto Nuclear
de Darmstad en Alemania y del Instituto de Energía Nuclear del Perú, explica
que las últimas investigaciones acerca de los más grandes científicos,
mundialmente reconocidos, nos permiten decir
que ellos han tenido la suerte, por alguna razón, de mantener intactas
sus cualidades de niños.
¿Cuáles son esas
cualidades?, se pregunta. La curiosidad, el deseo de construir, de inventar,
incluso obsesivamente, divirtiéndose en hacer artefactos nuevos, a causa de lo
cual frecuentemente rompen las cosas de los padres, lo mismo que ocurre con los
científicos modernos: que experimentan aspectos que no conocen, se responde
Montoya Zavaleta.
Para hacer de un niño
un científico no se necesita añadirle características, sino más bien estimular
aquellas que le son inherentes, guiándolos en sus experimentaciones,
mostrándoles interés respecto a aquello que hacen, haciéndoles sentir qué es de
valor, sin desanimarlos nunca en su curiosidad, agrega el sabio peruano.
Montoya indica que
los maestros de educación inicial deben ser personas altamente calificadas para
tratar esas joyas que tienen en sus manos y convertirlas en algo aún más
relucientes.
Otro aspecto
importante a destacar es que los niños son seres humanos con un cerebro que
funciona mejor que el nuestro. Aprenden las cosas muy rápidamente; es conocido,
por ejemplo, el caso de niños que aprenden en un año un idioma extranjero sin
ningún problema y perfectamente, expresa.
Ese es el momento
vital, subraya, para el desarrollo de aquello que puede ser sutil y complejo.
Todos los estímulos que reciban desde el vientre de la madre hasta los cinco
años de edad, prácticamente definen su vida de futuros intelectuales.
Para enseñar ciencia
a los niños se requiere sobre todo maestros preparados, nada más. Para ello hay
que formar profesores alegres, satisfechos de su tarea, entusiastas. Si eso se
logra el resto es secundario. Pero, además que tengan los incentivos más
adecuados, sin obviar los económicos, pues de lo contrario podrán tener edificios elegantes, adelantos
tecnológicos a su alrededor, asesoramiento disponible, pero sin alcanzar los
resultados esperados, puntualiza el científico (Foto: Cecilia Valderrama).
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