Este
1 de octubre los periodistas y las periodistas celebramos nuestro día con
diversos actos y ceremonias evocando la
fundación, en esa fecha del año 1790, la fundación en nuestra capital de El
Diario de Lima, primer cotidiano en América del Sur, por parte de don Jaime
Bausate y Mesa.
La
iniciativa de Bausate y Mesa, fundador en Buenos Aires (con el nombre de
Francisco Antonio Cabello y Mesa) del primer periódico de esa nación el
“Telégrafo Mercantil, Rural Político-Económico e Historiógrafo del Río de la
Plata el 1 de abril de 1801, emprendió su tarea editorial en Lima con la idea
de publicar un diario Curioso, Erudito, Económico, Comercial como aquel que se
publicaba en la corte de Madrid y “demás cortes de la Europa iluminada”.
Bausate,
quien dejó de publicar El Diario de Lima el 26 de setiembre de 1792, organizó
en la capital del Virreynato del Perú una sociedad llamada Filopolita que tenía
como objetivo fomentar la vida intelectual.
Hasta
aquí unas breves líneas sobre el origen de la conmemoración del Día del y de la
Periodista, pues no está demás decir que en El Diario de Lima, según refiere
Gustavo Adolfo Otero en su documentado libro “El periodismo en América”,
colaboraba una dama escritora que, bajo la firma de la “Reformadora Limeña”, se
ocupaba de la publicación de artículos, informaciones y anécdotas femeninas.
Actualmente
la labor de quienes estamos inmersos en la tarea periodística, hemos
enriquecido nuestra vocación con el aporte de decenas de hombres y mujeres
periodistas, pues no buscamos únicamente elevar la vida intelectual de nosotros
y de nuestros pueblos, sino de ser agentes o copartícipes de la construcción
del destino histórico de nuestro país.
Ser,
además de registradores episódicos de la historia del Perú, actores de esta
historia mediante el cumplimiento de tres tareas esenciales que estamos
obligados a cumplir como periodistas.
La
primera, promover que la ley se convierta en un instrumento de justicia y no un
mecanismo de impunidad. La segunda, buscar que la información que difundimos
sea lo más cercana a la realidad como tal, pues no puede haber varias verdades
sobre la misma. La tercera, comprometernos en la realización del bien común y
en el ejercicio del buen gobierno más allá de las legítimas opciones políticas
que podamos tener.
Que
en este día, renovemos el sentido de nuestra noble vocación que está
íntimamente ligada a las aspiraciones de
desarrollo integral de nuestra colectividad (Fuente: Ricardo Verástegui
López. Foto: Luis Padilla Díaz).
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