Polonia cierra hoy la campaña de las elecciones generales del próximo
domingo, unos comicios que pueden dar el Gobierno a la oposición
nacionalista-conservadora y afectar a las relaciones del país con la Unión
Europea (UE) y a su posición ante la crisis de los refugiados.
Junto a la economía, la llegada masiva de inmigrantes a Europa ha sido
uno de los temas centrales de esta campaña, con el 55 por ciento de los
ciudadanos en contra de la acogida de refugiados y con mensajes alarmistas
sobre todo por parte del partido opositor Ley y Justicia.
Su candidatura, encabezada por Beata Szydlo, es la favorita para hacerse
con la victoria, según todas las encuestas, y el último sondeo, de Millward
Brown para la cadena de televisión TVN, le otorga un 32 por ciento de los votos.
En la retórica alarmista de Ley y Justicia se enmarcan las recientes y
polémicas declaraciones sobre los refugiados de su presidente, Jaroslaw
Kaczynski, primer ministro entre 2005 y 2007: "Hay señales que evidencian
la reaparición de enfermedades muy peligrosas y que no se habían visto en Europa
desde hacía mucho tiempo: el cólera en las islas griegas, la disentería en
Viena".
Kaczynski garantizó que no pretendía discriminar a nadie, sino
"recordar la necesidad de comprobar" el estado de salud de estas
personas.
El presidente de Polonia desde mayo, Andrzej Duda, del mismo partido,
mantiene una posición similar y se ha mostrado contrario a que su país tenga
que aceptar cuotas obligatorias de la UE, mientras que otros dirigentes
proponen acoger solo a cristianos para favorecer su integración.
Por su parte, el Gobierno presidido por el partido liberal de
centro-derecha Plataforma Ciudadana, en el poder desde 2007, adoptó un punto de
vista más pragmático y acabó desligándose de las posiciones de Budapest, aunque
ha anunciado el envío de personal y equipo para apoyar a Hungría a vigilar su
frontera con Serbia.
La intención de voto para la primera ministra y candidata de Plataforma
Ciudadana, Eva Kopacz, se sitúa en el 20 por ciento, según los últimos sondeos.
El efecto que tendrá una victoria de los conservadores en estas
elecciones va más allá de la política ante los refugiados y se extiende a las
relaciones polacas con Bruselas y al futuro del euro en el país centroeuropeo.
Polonia accedió a la UE en 2004, pero aún no forma parte de la zona
euro, aunque el Ejecutivo de centro-derecha mantiene que se integrará en el
futuro.
Con un 70 por ciento de polacos
en contra de la adhesión a la moneda única, Ley y Justicia ha dicho que quiere
someter la decisión a un referéndum.
Otra negativa anunciada ya meses atrás por el presidente Duda afecta a
las exigencias europeas para que Polonia reduzca el peso del carbón en su mix
energético, dentro de las políticas sobre clima.
La industria del carbón polaca emplea a más de 100 mil personas,
principalmente en la Alta Silesia, mientras que otras 200 mil se benefician de pensiones como antiguos
mineros, una inmenso colectivo al que ningún partido se atreve a meter la
tijera.
Las encuestas auguran que habrá que esperar para comprobar si Ley y
Justicia logra formar Ejecutivo con mayoría absoluta, si necesita el apoyo de
partidos minoritarios o si Plataforma Ciudadana lidera una coalición contra los
conservadores.
El elenco de estos partidos minoritarios va desde el movimiento
antisistema-populista liderado por el ex rockero Pawel Kukiz (6 por ciento en intención de voto) hasta un
partido dirigido por un economista que predica la austeridad y la economía
ultraliberal de mercado (Nowoczesna, con un 8
por ciento).
A esas formaciones se suma la Coalición de Izquierdas (9 por ciento de votos), el partido del
monárquico radical Korwin Mikke (5 por ciento) y el Partido Campesino (5 por
ciento).
Hay además un 11 por ciento de
indecisos, que más que nunca parecen decisivos para decidir quién gobernará
Polonia (Fuente: EFE).
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