Muchísimos son los iconos fotográficos que se
han hecho infinitamente famosos a lo largo del siglo XX, pero hay uno del que
ya se ha cumplido 55 años desde que fue tomada la fotografía y que durante todo
este tiempo ha representado a varias generaciones de jóvenes inconformistas,
progresistas y esperanzados por un cambio del sistema.
Dicha imagen es la que
representa al Che Guevara,
siendo la más conocida la llamada ‘Guerrillero Heroico’ realizada por el artista irlandés Jim Fitzpatrick
en 1968, quien se basó en la fotografía tomada ocho años antes (el 5 de marzo
de 1960) por el fotógrafo cubano Alberto Korda, aunque la foto original
no vio la luz hasta 1967 tras el asesinato del Che en Bolivia.
Primera versión popularizada
de la fotografía del Che tomada por Alberto Korda (Wikimedia commons). Y es que
la mencionada foto no fue hecha tras un posado del famoso político y
guerrillero de origen argentino Ernesto
Guevara, sino que se tomó durante el entierro de las víctimas que
murieron en la explosión del buque “La Coubre”, mientras el Che estaba viendo
pasar el cortejo fúnebre.
Sobre la mencionada explosión
mucho se escribió en su época, ya que son numerosas las fuentes que indican que
se trató de un sabotaje en el que detrás del mismo se encontraba la CIA, quien de ese modo atentó con
intención de derrocar el gobierno castrista.
Sin embargo existen otras
fuentes que señalan como verdaderos responsables del ataque a miembros del
propio Partido Comunista de Cuba por orden de personas muy cercanas al
presidente de Fidel Castro.
No existen evidencias y
pruebas contundentes que indiquen que tanto unos como los otros estuvieran
detrás del atentado, debido a que oficialmente se ha mantenido un mutismo total
sobre el asunto (tanto por parte del gobierno cubano como del norteamericano).
La Coubre era un barco de
origen francés que había llegado al puerto de La Habana procedente de Bélgica y
cuya mercancía era una gran cantidad de armas y municiones. En el momento de
ser descargado, a las 15:10 horas del 4 de marzo de 1960, tuvo lugar las dos
explosiones que causaron cerca de un centenar de muertos y más de doscientos heridos
(ninguna fuente facilita una cifra exacta).
Al día siguiente se realizó un
multitudinario entierro en el Cementerio de Colón de La Habana, en el que se
encontraban las máximas autoridades del gobierno cubano (en aquellos momentos
Ernesto “Che” Guevara era Ministro de Industria).
Se realizó una marcha hacia el
cementerio y al llegar a la calle 23 se hizo un alto en el que Fidel Castro
aprovechó para dar un encendido discurso, acusar a los Estados Unidos de estar detrás del atentado y
decir (por primera vez) su famoso ‘Patria
o Muerte’ que tantas otras veces diría pero que se haría inmensamente
popular tras ser pronunciado por el Che en Nueva York, durante el discurso que
ofreció en la XIX sesión de la Asamblea General de la ONU el 11 de diciembre de
1964.
Fue durante la diatriba de Castro cuando el
fotógrafo Alberto Korda (cuyo verdadero nombre era Alberto Díaz Gutiérrez) tomó
una serie de fotografías con su cámara Leica M2 y en las que en dos de ellas
aparecía el Che con semblante serio y mirada ‘imperturbable’, como
posteriormente calificó Korda.
Pero de todas esas fotografías solo unas pocas
fueron las escogidas por el diario en el que trabajaba para ser publicadas (las
que mostraban a unos invitados ilustres que en aquellos momentos estaban de visita
por La Habana: Jean Paul Sartre y su
esposa Simone de Beauvior) El resto de
fotos quedaron guardadas no viendo la luz hasta después de producirse el
asesinato del Che en 1967, en que se publicó gran cantidad de material inédito
del famoso guerrillero.
En tan solo un año una de esas
fotografías, que se mantuvo guardada en un cajón durante siete, se convirtió en
todo en el icono que hoy en día conocemos y que ha sido reinterpretado por
multitud de artistas, siendo las imágenes más famosas las realizadas por el
mencionado Jim Fitzpatrick y al
más puro estilo de Pop Art de Andy Warhol (aunque realmente fue obra del
artista Gerard Malanga que trabajaba para Warhol).
Alberto Korda renunció a cobrar derechos de
autor y declaró la imagen como de uso libre. Tan sólo en una ocasión llevó ante
los tribunales a una famosa empresa de vodka por usar la foto con fines
comerciales. Los 50.000 dólares que recibió los donó a obras benéficas.(Fuente: Alfred López, Cuadernos de Historia,
Yahoo).
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