Más de cuatro años después su muerte sigue rodeada de un halo de
misterio y las versiones siguen siendo contradictorias. La oficial
insiste en que los Navy SEAL (las fuerzas especiales estadounidenses) localizaron, mataron y lanzaron al mar el
cadáver de Osama bin Laden en una operación secreta que se produjo el 1
de mayo de 2011. Sin embargo, los que dudan de esta versión ya han levantado
varias veces la voz y el último en hacerlo ha sido el prestigioso New York
Times, siempre tan fiable y cuidadoso en las informaciones que da.
Hace unos meses, en mayo de
2015, Seymour Hersh, veterano periodista de investigación y ganador del Premio
Pulitzer, apuntó a la falsedad
de la historia contada por el Gobierno estadounidense. Hersh insistía en
que todo había sido un montaje y que la captura del terrorista había sido
debida a que un antiguo alto cargo de los servicios de inteligencia paquistaní
(ISI) había informado a los
estadounidenses del paradero de Bin Laden, previo pago, por supuesto, de
unos 25 millones de dólares.
La CIA simplemente se tuvo que
poner en contacto con el ISI, que tenía prisionero al fundador de Al Qaeda desde 2006 en Abbottabad, y
decirle que sabían el paradero. Tanto Pakistán como Arabia Saudí, siempre según
la versión de Hersh, habrían puesto como condición que no saliera vivo de la casa y así no pudiese hablar de los
vínculos que tenía con estos países.
Estas revelaciones de este
periodista fueron puestas en tela de juicio por algunos de los principales medios de comunicación como la CNN o Slate.
Pero ahora, New York Times le echa un cable y en un reportaje bastante completo
publicado hace unos días afirma que es posible que Hersh tenga razón. Y para
hacerlo habla con algunos de los
periodistas más influyentes como Steve Coll, también Premio Pulitzer, o
Carlotta Gall, corresponsal del periódico en la región durante 12 años, y ambos
coinciden en la versión del veteranísimo periodista.
New York Times también habla
de cómo el Gobierno estadounidense usó la muerte de Bin Laden con fines propagandísticos y cómo
Hollywood, con películas como la aclamada ‘La noche más oscura’ ayudó a contar
una versión de la historia que era falsa. Simplemente era la versión que la CIA quería transmitir
al mundo, ya que en ella incluso se justificaba el uso de la tortura para
obtener información que permitiera conocer el paradero del terrorista.
Es la última vuelta de tuerca
de una historia que sigue teniendo muchas incógnitas e incertidumbres que no
parece que vayan a ser fáciles de
resolver (Javier Taeño, Gaceta Trotamundos).
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