REFLEXIONES DE FE
Por: Martín Lutero
(Eisleben, Alemania, 10 de
noviembre de 1483-Eisleben, 18 de febrero de 1546)
Hace 495 años, el fraile agustino eremita Martín Lutero inició la reforma
de la iglesia católica. Exactamente el 31 de octubre de 1517, día en que clavó
en las puertas de la catedral de Wittinberg 95 tesis que centraban la fe en
Jesucristo y en la Biblia y no en la institución eclesial de su época y sus
tradiciones.
Institución eclesial que tenía un gran poder político y lucraba con la
credulidad de los creyentes en las indulgencias (perdones de los pecados,
otorgados a cambio de dinero), en el purgatorio y en la autoridad papal no sólo
sobre la iglesia universal, sino sobre los reinos de este mundo.
Como un merecido homenaje a su persona y pensamiento reproducimos algunos
fragmentos de sus textos teológicos que, consideramos, no han perdido vigencia.
“Se nos dice
que el dinero debe ser dado de preferencia al pobre solamente en caso de
extrema necesidad. Eso suena como si no debiéramos vestir al desnudo ni visitar
al enfermo. ¿Qué es extrema necesidad? ¿Por qué, me pregunto, la caridad
natural tiene tal bondad que da espontáneamente y no discute la necesidad, sino
que más bien trata de que no se produzca tal necesidad? Y el amor de Dios, que
es incomparablemente más bondadoso, ¿no hará nada semejante?”
“Dios ha
escogido manifestarse a la humanidad en tres lugares de revelación. El primero
es Cristo, en quien el Verbo, la Palabra, se hizo carne. El segundo son las
Escrituras, donde está registrado el Verbo pronunciado. El tercero es el
sacramento, donde el Verbo se manifiesta en alimento y bebida. El sacramento no
conjura a Dios como la bruja de Endor, sino que revela donde está Él”.
“La gente no
sabe ni ve bien, y dice que es absurdo
que Cristo esté en el pan y el vino. Ciertamente si Cristo no estuviera conmigo
en la prisión, el martirio y la muerte, ¿dónde quedaría yo? Él está
verdaderamente presente en donde está la Palabra, pero no en el mismo sentido
que en el sacramento, porque ha adherido su cuerpo y sangre a la Palabra y el
pan y el vino deben ser recibidos corporalmente”.
“El Dios del
Estado es el Dios del Magníficat, que exalta a los humildes y humilla a los
soberbios. El Dios de la Iglesia es el Dios del Getsemaní, que sufrió a manos
de los hombres sin vengarse o injuriarles
y rechazó el uso de la espada a su favor”.
“La fe es
una obra libre a la cual nadie puede ser forzado. La herejía es un asunto
espiritual y no puede ser evitado mediante represión. La fuerza puede servir ya
para fortalecer igualmente la fe y la herejía, ya para quebrantar la integridad
y convertir y convertir a un hereje en un hipócrita que confiesa con los labios
lo que no cree en su corazón. Es mejor dejar a los hombres que yerren que
incitarlos a mentir”.
“Un
cristiano no vive para sí mismo, sino en Cristo y su prójimo; de lo contrario
no es cristiano. En Cristo por la fe, en el prójimo por el amor. Por la fe se
eleva por sobre sí hasta Dios; por el amor desciende nuevamente hacia el
prójimo y permanece, no obstante, en Dios y su amor”.
““El Evangelio no debe eximir a nadie, sino condenar
la injusticia de todos. Cristo le dijo a Pilatos: ´Es verdad lo que dices:
tienes poder. Pero no lo tienes de ti mismo, sino que te fue dado de arriba´.
Con lo cual castigó a Pilatos en su arrogancia y terquedad. Del mismo modo
debemos proceder también nosotros. Reconocemos la autoridad, pero debemos
castigar sin miedo la maldad y porfía de nuestros Pilatos.
Entonces dirán:
´Ultrajáis y blasfemáis la majestad de
las autoridades superiores´. A lo cual respondemos: ´Soportaremos todo lo que
nos hagáis; mas aprobar sus injusticias y decir ´su señoría hace bien, es lo
que no queremos hacer. Queremos morir por la verdad, mas callarnos y darles la
razón cuando cometen injusticias es lo que no podemos ni debemos hacer. Pues
hay que confesar la verdad y condenar la mentira. Así Cristo da testimonio de
que el poder que ejerce Pilatos proviene de Dios, pero lo condena cuando comete
injusticias”.
Rincón literario de URPI para los que inspiran sus
acciones en la lectura.
Boletín virtual de los sábados.
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