De acuerdo a un informe
económico preparado por el director ejecutivo del Instituto de Economía y
Desarrollo Empresarial de la Cámara de Comercio de Lima (CCL), César Peñaranda
Castañeda, la tasa de pobreza en el Perú ha continuado su tendencia en la
actual gestión registrando en el 2012 una cifra de 25.8 por ciento, es decir
2.0 puntos porcentuales (p.p.) menos que en el año 2011.
El documento explica que
dicha disminución obedece a la importante contribución del crecimiento
económico, permitiendo que 509 mil personas dejen de ser pobres. Sin embargo,
señala, sin un crecimiento alto y sostenido no se podrá continuar reduciendo la
pobreza a ritmos significativos ni reducir los niveles de desigualdad de los
ingresos.
Tomando en cuenta esta
afirmación y en el supuesto negado que la tasa de crecimiento del PBI en los
siguientes años se encuentre por debajo de su potencial (5.7 por ciento
correspondiente al período 2009-2012), se estima que para el año 2016 la tasa
de pobreza alcanzaría al 18.4 por ciento de la población, cifra suficiente para
alcanzar la meta trazada por el actual Gobierno de reducir la pobreza al 15 por
ciento. Para lograrlo se requiere que la economía peruana crezca a una tasa
promedio anual de 6.7 por ciento como mínimo en los siguientes años, sostiene
el texto.
En cuanto a la evolución del
índice Gini o de desigualdad de los ingresos en el Perú, el informe sostiene
que el mismo no ha registrado ninguna variación
en el 2012, siendo su nivel todavía alto y persistente particularmente
en aquellas poblaciones donde existe pobreza extrema y que tienen múltiples
privaciones (foco de concentración de los conflictos sociales) para lo cual se
requiere destinar recursos públicos, pero especialmente dotarlas de los servicios
públicos básicos.
El compromiso asumido por el
actual Gobierno en la HR es precisamente dar prioridad a la inversión social
fundamentalmente a los programas sociales (Juntos, Cuna Más, Pensión 65,
Foncodes, Qali Warma) e infraestructura de servicios básicos en las zonas más
alejadas del país. Muestra de ello es que en el 2012 el gasto social con fines
no previsionales representa el 7.29 por ciento del PBI, cifra por encima del
promedio alcanzando durante la última década (6.3 por ciento), anota.
En la misma dirección
también se ha incrementado el gasto social básico y complementario alcanzando
3.2 y 4.1 por ciento del PBI respectivamente, ambos por encima del promedio de la década y a niveles similares
al 2009 (en pleno impulso fiscal por la crisis mundial), el documento.
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