martes, 12 de marzo de 2013

NUESTRA MADRE TIERRA


Para amar a nuestra madre tierra hay que conocerla y para conocerla hay que caminar por senderos  que no conocemos, abrir vías, dialogar con sus moradores, saborear el fruto de sus entrañas.

Urpi quiere acompañarles en este proceso que nos revelará lo que somos y lo que aspiramos ser.

Como segunda entrega, Urpi nos invita a visitar la Huaca Pucllana (lugar del juego en quechua), perteneciente a la cultura Rímac o Lima. Llamada por mucho tiempo Huaca Juliana, se encuentra en  el actual distrito de Miraflores.

Miraflores es uno de los 43 distritos que forman parte de la provincia de Lima, está ubicado en el centro sur del cono urbano de Lima Metropolitana. Limita al norte con el distrito de San Isidro, al este con los distritos de Surquillo y Santiago de Surco, al sur con Barranco y al oeste con el océano Pacífico.

Este importante centro ceremonial, que empezó a ser recuperado por el gobierno local a partir del año 1967,  nos muestra cómo vivieron los habitantes de esta localidad durante los siglos V y VII de nuestra era.

 

El núcleo principal del centro ceremonial en la Huaca Pucllana es una estructura piramidal trunca y escalonada de denominada la Gran Pirámide.

Un conjunto de sistemas de recintos y plazas con banquetas, a las que se les atribuye funciones más ligadas a lo administrativo que lo religioso, está localizado en el área baja de la Huaca Pucllana.

La cerámica hallada en Pucllana tuvo dos funciones: la doméstica y la ritual.

 
La cerámica doméstica estaba constituida por vasijas sencillas elaboradas con una pasta de color  marrón, con manchas negras. La mayoría de platos están hechos con una pasta color naranja, lo mismo que los cántaros para contener líquidos y granos.

 

En cuanto al tejido, los moradores de Pucllana usaron una técnica sencilla que fue aplicada a las cosas más necesarias para la vida cotidiana. Sus tejedores utilizaron para las confecciones textiles fibras vegetales como el algodón y la de fibra de animales como la llama y la alpaca.

Cuando el imperio Wari, proveniente de Ayacucho, dominó la costa central del Perú en el siglo VIII, el centro ceremonial de Pucllana fue abandonado y sellado.

 
 
 

En el extremo sur de la Huaca Pucllana sirvió como  cementerio para enterrar a los miembros de la elite de este centro. Los cuerpos eran enterrados en telas sencillas, con algunas vestimentas o prendas en la cabeza, colocados sobre una camilla de cañas y maderas con algunos objetos que el difunto usó en vida o vasijas en miniatura.

 

 

 

 

 

*Despacho especial de Urpi Consultores que sale los días martes desde el 5 de marzo del 2013.

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