miércoles, 20 de marzo de 2013

NUESTRA MADRE TIERRA


Para amar a nuestra madre tierra hay que conocerla y para conocerla hay que caminar por senderos  que no conocemos, abrir vías, dialogar con sus moradores, saborear el fruto de sus entrañas.

Urpi quiere acompañarles en este proceso que nos revelará lo que somos y lo que aspiramos ser.

Como tercera entrega, Urpi nos invita a visitar la ciudad sagrada de Caral, que está situada en el valle de Supe, a 200 kilómetros al norte de Lima, con una antigüedad aproximada de 5 mil años antes de nuestra era (a.e) y fue la capital de la civilización Caral-Supe.

Caral fue una “sociedad aldeana”, contemporánea de civilizaciones como las del cercano oriente (5 mil 700 años a.e) y Egipto (5 mil 300 años a.e),  y la más antigua de América.

El descubrimiento de Caral-Supe ha traído por tierra la tesis de que la cultura Chavín, surgida el año 1, 200 a.e, era la primera civilización peruana encuadrada en el llamado horizonte temprano.

Esta civilización contó con veinte asentamientos urbanos que tenían edificios monumentales, construidos con piedras, barro y material orgánico. En estos recintos se han encontrado estatuillas, vasijas de mate y piedra, textiles de algodón y alimentos incinerados.

En la parte inferior del valle de Supe encontramos concentrados ocho asentamientos de un total de veinte, que tienen la mayor extensión y volumen construido de toda el área norcentral.
 
Los habitantes de Caral-Supe se dedicaron básicamente a la agricultura. En la época de lluvias en la sierra los agricultores regaban sus campos con aguas del río. El resto del período, donde no había lluvias en las zonas alto andinas, los agricultores regaban con el agua de manantiales o puquiales, distribuida por medio de canales de regadío.

Otra actividad que tuvieron los moradores de esta civilización fue la pesca, especialmente de anchoveta, machas y mejillones (choros).

La sociedad Caral-Supe estaba dividida por la mayoría que se dedicaba a la producción de alimentos y una minoría que se encargaba de la conducción política y religiosa de los habitantes, lo mismo que de la producción de conocimientos y su empleo para mejorar las condiciones de la vida social.

Los asentamientos ubanos o pachacas estaban bajo la autoridad de un curaca y una elite de principales.
 



La religión fue el instrumento que unificó a la civilización Caral-Supe, de hecho estuvo presente como elemento integrante y fundamental de las actividades públicas y privadas (Foto: D.R.)

 

 

*Despacho especial de Urpi Consultores que sale los días martes desde el 5 de marzo del 2013.

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